Sobre un sanguinolento fondo rojo, la foto en blanco y negro de Tony Blair tiene un toque siniestro. "Si está dispuesto a mentir para llevarnos a la guerra, está dispuesto a mentir para ganar unas elecciones", advierte el mensaje de la última valla electoral de los conservadores. A una semana de la cita con las urnas, la campaña en el Reino Unido se ha endurecido.

Michael Howard, el jefe de los tories , trata de arrancar escaños a los laboristas escarbando en el descrédito del primer ministro frente al tema iraquí. Ayer, en Escocia, acusó a Blair de "apuñalar por la espalda" a los soldados escoceses, aboliendo uno de sus regimientos históricos después de haberles mandado a luchar contra Sadam Husein. "El mensaje que la gente debe enviar a Blair es: ´Estamos hartos de promesas rotas, estamos hartos de palabras, estamos hartos de ti´", clamó Howard.

Blair atribuyó los ataques personales a la desesperación de los tories , que, según declaró, necesitan subir enteros después de que su "inepto" programa económico y el "desagradable" ensañamiento con los inmigrantes "hayan fallado".