Zimbabue espera expectante los resultados electorales oficiales con una oposición que ayer ya cantaba victoria y un Gobierno saliente que se la negaba. Con el fantasma del fraude cada vez más visible, el partido opositor Movimiento para el Cambio Democrático (MDC), liderado por Morgan Tsvavngirai, se asía ayer a los resultados favorables del primer escrutinio mientras la comisión electoral les instaba a no asumir atribuciones que no les corresponden.

Entre los contendientes en liza está el presidente, Robert Mugabe, de 84 años, que aspira renovar su sexto mandato consecutivo desde que llegó al poder en 1980 y que, antes de la cita electoral, ya aseguró que no aceptaría otro resultado que el de la victoria. Como oposición tiene a Morgan Tsvavngirai, de 56 años, que ya vio cómo le quitaban el poder de las manos en el 2002, y Simba Makoni, exministro de Finanzas, de 58 años. También se celebraron elecciones legislativas y municipales.

Los primeros datos del cómputo de votos daban ayer como ganador al opositor Tsvavngirai. Una de las posibles explicaciones es que la oposición acostumbra a obtener mejores resultados en los centros urbanos, los primeros que se escrutan, mientras que Mugabe aglutina el mayor apoyo en las zonas rurales.

Si ningún candidato obtiene el 51% de votos, se celebrará una segunda vuelta en tres semanas. Un portavoz gubernamental amenazó ayer con considerar "un golpe de Estado" el anuncio de la victoria por parte de la oposición antes de la comunicación de la autoridad electoral.

La oposición insiste en que el partido de Mugabe hará todo lo posible para amañar los resultados mientras el presidente lo niega. Pero hay datos objetivos que dan pie a pensar en una sospechosa falta de transparencia. El ejemplo más significativo es que el Gobierno haya hecho una cuidada selección de los observadores internacionales para invitar solamente a los afines. Quedan excluidos Estados Unidos y todos los países de Europa.