La oposición venezolana levantó ayer a regañadientes una huelga de dos meses que no ha quebrado más que a empresarios, pero se sentaba a negociar "crecida y fortalecida" por el peso de los "más de cuatro millones de firmas" recogidas el domingo contra el presidente, Hugo Chávez. Por contra, el gobernante reiteró la "victoria popular", anunció una "ofensiva del Gobierno" y aseguró que no va a "dialogar con terroristas ni con golpistas".

"Por lo menos hay más tranquilidad y algo más de combustible", comentó un vecino de Caracas, mientras los bancos volvían al horario normal, las aulas se llenaban y las tiendas de los centros comerciales iban abriendo sus puertas, en lo que para algunos portavoces de la Coordinadora Democrática era una "flexibilización del paro" y para otros una "evolución de la protesta". La oposición no pretende cejar, los sindicatos planean "nuevas formas de protesta" y muchos decían ayer: "El paro acaba, pero la lucha sigue".

RECOGIDA DE FIRMAS

La vicepresidenta de la patronal Fedecámaras, Albis Muñoz, fue quien anunció que en la jornada dominical del firmazo participaron más de cuatro millones de venezolanos. "Esta cifra supera ampliamente la cantidad de votos que Hugo Chávez recibió cuando fue elegido y expresa, de manera contundente el rechazo del pueblo a su permanencia en el poder", señaló Muñoz a los medios de comunicación.