Pese a sus horas bajas, todas las encuestas siguen dando ganador a Sarkozy en las presidenciales del 2012. El Partido Socialista (PS), dirigido ahora por Martine Aubry, sigue sin liderazgo, sin programa y sin estrategia, preso de un antisarkozysmo pavloviano, que rechaza cualquier iniciativa del presidente aun a riesgo de contradecir a sus correligionarios europeos. Y lo peor es que el panorama no se aclarará hasta el 2011, ya que Ségolène Royal sigue haciendo su carrera por libre.

De la debilidad del PS se aprovecha el centrista François Bayrou, convertido en el opositor más duro de Sarkozy. El líder del Movimiento Democrático (Modem) acaba de publicar el libro Abuso de poder, el alegato más contundente contra la política de Sarkozy. Mientras, entre los círculos políticos y mediáticos de oposición al presidente crece la sensación de que solo un frente que abarque desde Bayrou a la extrema izquierda puede tener alguna opción de derrotar a Sarkozy.