Más de un millar de observadores extranjeros, enviados por la OSCE, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, la Comunidad de Estados Independientes y las comisiones electorales de varios países siguieron la votación y el escrutinio junto a unos 600 periodistas. Observadores de la OSCE, que cuestionaron los resultados de las presidenciales anteriores del 2006 por numerosas violaciones de la ley electoral, son la única esperanza de la oposición a Lukashenko, porque según afirma la organización Reporteros Sin Fronteras, no existe ninguna libertad de información. "Todos los medios audiovisuales están a las órdenes del poder", denuncia esta oenegé.