La oposición venezolana volvió ayer a la Asamblea Nacional, tras cinco años sin tener una presencia parlamentaria propia debido a su decisión de no participar en las elecciones legislativas del 2005, por considerarlas fraudulentas. Fue un error garrafal que significó renunciar a tener presencia en la tribuna política por excelencia y, además, entregarle el control absoluto del poder legislativo al chavismo, que ha sabido usarlo para diseñar leyes a su medida y para apuntalar su dominio de las instituciones del Estado.

En las elecciones del pasado 26 de septiembre, la oposición demostró que había aprendido la lección al presentar a través de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que agrupa a una veintena de organizaciones adversarias del presidente Hugo Chávez, candidaturas unitarias en todos los circuitos electorales del país y alzarse así con 65 de los 165 escaños de la Cámara.

Es una fuerza minoritaria en número de diputados frente al chavismo, pero suficiente para garantizar una presencia en las comisiones de trabajo y mayor que la que se tuvo durante el último lustro, cuando las únicas voces opositoras eran las de una decena de diputados disidentes del chavismo.

UN CONGRESO CASTRADO "52%, 52%, 52%", fue una de las consignas que corearon ayer los diputados de oposición al entrar en el hemiciclo. La cifra hace referencia al porcentaje de votos logrados en las elecciones legislativas por las fuerzas opositoras que, debido a una reforma electoral, solo obtuvieron 67 escaños (65 de la MUD y 2 del PPT, partido aliado del mandatario hasta hace unos meses).

Esa reforma es solo una de las disposiciones legislativas aprobadas por el chavismo en el último año y que reducen el campo de acción de la oposición en el Parlamento. La más importante es una ley habilitante, aprobada en diciembre, que faculta a Chávez a gobernar por decretos durante los próximos 18 meses.

El oficialismo también modificó el reglamento interior de la Asamblea para darle más potestades al presidente de la Cámara (que le corresponde al chavismo por ser la fuerza mayoritaria) y se reformó la ley de partidos para castigar a los tránsfugas con una pena de inhabilitación política hasta por ocho años.

Ayer, durante la constitución de la Asamblea, el único punto a debatir fue la elección de la mesa (un presidente y dos vicepresidentes) que fue ocupada en su totalidad por el oficialismo, cuyos representantes ya anunciaron que asumirán las presidencias y vicepresidencias de 11 de las 15 comisiones de trabajo (las más importantes: Finanzas, Política Interior, Defensa, Política Exterior, Control de Gasto Público, Energía y Petróleo; y Medios de Comunicación, entre otras) y le dejarán a la oposición las de menor peso (Cultos y Régimen Penitenciario, Ambiente, Cultura y Recreación, y Familia).

Ayer, la constitución del nuevo Parlamento estuvo precedida por la celebración de concentraciones callejeras por parte del oficialismo y la oposición. Los enfrentamientos --solo verbales-- se produjeron dentro del hemiciclo. Los oficialistas gritaban consignas como "Uh, ah, Chávez no se va" y "No volverán", a las que el diputado opositor Richard Blanco respondió: "Quiero darles una mala noticia: hemos vuelto con el 52% de los votos".