La huelga general en Venezuela convocada por sindicatos, empresarios y la opositora Coordinadora Democrática, cumplió ayer su octavo día convertida en "paro cívico activo" y fortalecida por la mengua de gasolina más que por el respaldo popular. "O el presidente renuncia o, en su defecto, que presente una alternativa para que podamos organizar un proceso electoral a más tardar en el primer semestre del año próximo", emplazó el secretario del sindicato Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), Manuel Cova.

"El Gobierno agoniza", coincidieron en señalar varios medios alineados contra el presidente, Hugo Chávez. Los bancos se unieron al paro en señal de duelo por los muertos de la plaza de Altamira. Pero eran los capitanes de la marina mercante y los empleados de Petróleos de Venezuela (PDVSA) los que parecían dispuestos a hundir al mandatario venezolano, al anunciar que sólo quedaba gasolina para un par de días y rechazar que los militares dirijan la producción y el transporte de combustible.

AMENAZAS DE DESPIDO

El Ministerio de Energía y Minas emitió una resolución, con base en la ley de hidrocarburos, para que la Fuerza Armada Nacional (FAN) "actúe para restablecer el suministro" de carburantes. El propio ministro de Energía Rafael Ramírez explicó: "Ello quiere decir que las vías de transporte que se nieguen a prestar servicio o las gasolineras que estén cerradas pueden ser operadas con personal civil y militar".

Pero las asambleas de trabajadores del gigante petrolero se inclinaron por rechazar esa intervención o las órdenes de unos gerentes sustitutos , a quienes se negaron a reconocer pese a las amenazas de despido del Gobierno.

El paro que inició la tripulación del carguero Pilín León en el lago de Maracaibo se extendió por la costa venezolana. A los 13 tanqueros venezolanos fondeados desde días antes se tuvieron que unir 17 buques extranjeros que, como dijo el presidente de Unapetrol, Horacio Medina, "consideraron que en los muelles no existen medidas de seguridad requeridas ni personal calificado".

ENVIO A CUBA

La orden del presidente de PDVSA, Alí Rodríguez, de llevar tres barcos de petróleo a la isla de Cuba no sólo no pudo cumplirse por falta de personal que ayudara al atraque y carga de los buques, sino que radicalizó la postura de los petroleros huelguistas.

Pese a que la mayor parte de los comercios abrieron sus puertas, los compradores eran pocos, como poca era la gente que andaba por la calle sin manifestarse. Las colas se hicieron más largas en unas concurridas gasolineras que los automovilistas se preguntaban si acabarán siendo atendidas por los soldados del Ejército o por la Guardia Nacional.