Cerca de un centenar de presos han muerto en las cárceles estadounidenses en Irak y en Afganistán desde agosto del 2002, según Human Rights First. La organización de juristas norteamericanos detalló que de los 98 reos fallecidos, 34 pudieron morir por homicidios voluntarios o involuntarios.

El dosier de Human Rights First destaca 11 casos de muertes sospechosas y entre 8 y 12 casos de presos torturados hasta fallecer. La organización relata el deceso de un preso al que se tiró desde un puente al Tigris (Irak), y de otro que pereció ahogado dentro de un saco de dormir.