La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) declaró ayer que las elecciones presidenciales del domingo en Bielorrusia, que dieron una aplastante victoria al actual jefe de Estado, Aleksandr Lukashenko, no han sido democráticas, y denunció numerosas irregularidades en la campaña.

"Las elecciones presidenciales no han sido democráticas, ni han cumplido con las normas internacionales. Hemos reunido pruebas fidedignas de que la democracia en Bielorrusia se encuentra en estado embrionario", dijo en Minsk, la capital bielorrusa, Alcee Hastings, presidente de la Asamblea Parlamentaria de la OSCE, que desplegó en el país a unos 500 observadores.

Similar reacción de rechazo se produjo en Washington. El portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, amenazó con imponer sanciones, como restricciones de viajes. "EEUU no acepta los resultados de estas elecciones", proclamó McClellan.

Según datos provisionales de la Junta Electoral Central, que corresponden al 100% de los sufragios emitidos, Lukashenko fue reelegido con el 82,6% de los votos, mientras el principal candidato de la oposición, Aleksandr Milinkevich, obtuvo sólo el 6% y Aleksandr Kozulin, el segundo candidato, el 2,3%.

ACTITUD DESAFIANTE Ante las cámaras de televisión, la presidenta de la Junta Electoral Central, Lidia Yermoshina, cercana a Lukashenko, afirmó que la tercera reelección del actual jefe de Estado era "convincente".

Animado por las críticas de los observadores occidentales, Milinkevich exigió la convocatoria de nuevas elecciones, al declarar que los comicios del domingo fueron una "toma de poder anticonstitucional". La oposición calificó de "irreal" tanto el número de votos a favor de Lukashenko, como la cifra de participación, que se situó en el 92%.

Según datos del equipo de Milinkevich, Lukashenko en realidad obtuvo sólo el 45% de los votos, y consiguió el 30% en Minsk, lo que haría necesaria una segunda vuelta entre ambos. La oposición invitó a la población a manifestarse de nuevo en la plaza de Octubre de Minsk, donde el domingo por la noche se reunieron 10.000 opositores.

Las conclusiones de la OSCE contrastaron con la posición de Rusia, que destacó la limpieza y legitimidad de los comicios. El presidente ruso, Vladimir Putin felicitó a Lukashenko y resaltó "la confianza depositada por los votantes" en el mandatario y en "sus esfuerzos por fortalecer el bienestar de los bielorrusos".