La OTAN y Rusia abrieron ayer una nueva era de cooperación "estratégica" en la cumbre de Lisboa y recuperaron el espíritu de colaboración que había sido destruido por la política estadounidense de permanente desafío del periodo de George Bush. "Es un nuevo comienzo", destacó el secretario general de la Alianza Atlántica, Anders Fogh Rasmussen, que se ha esforzado desde que asumió el cargo el año pasado en reparar las relaciones OTAN-Rusia.

Rusia aceptó cooperar en el desarrollo del futuro escudo antimisiles de la Alianza Atlántica, pero el presidente ruso, Dmitri Medvédev, exigió que su país fuera tratado "en pie de igualdad" con los países aliados. Medvédev se mostró cauto respecto al proyecto hasta conocer todos sus detalles técnicos, aunque dejó claro que a Rusia le interesaba participar en el mismo para no verse obligado a emprender otra carrera de armamento que perjudicaría la calidad de vida de la población rusa.

El presidente estadounidense, Barack Obama, se expresó con más optimismo al considerar que la reorientación del proyecto del escudo antimisiles impulsada por su Administración ha permitido que "el proyecto pase de ser una fuente de tensión para transformarse en una fuente de cooperación" con los rusos. "Tras dos años de bloqueo, se ha reanudado la cooperación con Rusia", añadió satisfecho.

"Tenemos planes ambiciosos de colaboración con la OTAN, vamos a trabajar juntos en muchas áreas, incluyendo el escudo europeo antimisiles", declaró Medvédev, tras insistir que confiaba en que esta nueva etapa de amistad con la OTAN no fuera sucedida de nuevo por otra etapa de confrontación.

"La OTAN no es una amenaza para Rusia" y "nuestra seguridad es indivisible", subrayó Rasmussen para tratar de vencer la desconfianza tradicional de Moscú, que en la última década ha visto cómo la Alianza se extendía imparable hasta su frontera.

SALIDA DE LAS TROPAS La OTAN aprobó también ayer en la cumbre de Lisboa su estrategia de salida escalonada de Afganistán con el objetivo de que a finales del 2014 las tropas aliadas dejen de combatir en ese país. La OTAN comenzará a transferir a principios del 2011 a las autoridades afganas la responsabilidad de la seguridad "distrito a distrito" para que a finales del 2014 las tropas locales sean las únicas responsables de luchar contra los talibanes.

Este acuerdo permitirá a los países aliados retirar de forma airosa la mayoría de sus soldados de una guerra que los expertos reconocen que la OTAN no puede ganar. Holanda ya está retirando la totalidad de sus tropas de Afganistán, EEUU quiere iniciar el repliegue en julio, Canadá empezará antes de acabar el 2011 y Alemania y Francia comenzarán en el 2012. Más de 2.220 soldados de las fuerzas internacionales han muerto en Afganistán desde el 2001.

No obstante, la OTAN indicó que seguirán en Afganistán tropas aliadas después del 2014 en misión de apoyo. "Los afganos no van a quedarse solos", aseguró Obama, quien explicó que EEUU mantendrá en ese país unidades antiterroristas hasta que "Al Qaeda deje de ser una amenaza para el mundo".

ADIESTRAMIENTO La retirada, aseguró la OTAN, no va a producir un vacío de poder que desestabilice el país y consolide a los grupos terroristas islámicos. Para evitarlo, la Alianza intensificará el adiestramiento de las fuerzas de seguridad afganas para que dispongan de 360.000 efectivos y sean capaces de hacer frente solas a los grupos talibanes. Actualmente, las fuerzas afganas tienen 230.000 miembros.

"La OTAN continuará en Afganistán en un papel de apoyo", explicó Rasmussen. Con ese objetivo, la OTAN y Afganistán firmaron en Lisboa un acuerdo de asociación duradero, que asegurará al país un respaldo político-militar aliado tras la retirada.