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La OTAN celebra su 60 aniversario cada vez más empantanada en la guerra de Afganistán y sin una respuesta clara a cuál debe ser su papel como organización político-militar en este siglo XXI. La cumbre para conmemorar la firma del Tratado de Washington, el 4 de abril de 1949, se ha transformado por la fuerza de la realidad en un profundo debate sobre la estrategia a seguir en Afganistán y sobre la misión de la Alianza Atlántica en un mundo multipolar, donde las amenazas para la seguridad ya no proceden de Moscú, sino de conflictos regionales sin resolver, de estados fallidos o de redes terroristas descentralizadas.

La cumbre, que se inicia hoy en Baden-Baden y Estrasburgo, en la frontera franco-alemana, servirá también para acoger a los dos nuevos flamantes miembros de la OTAN, Croacia y Albania, y para solemnizar el retorno de Francia a la estructura militar integrada de la Alianza después de 43 años de ausencia. En Estrasburgo, convertida en un fortín, se registraron anoche los primeros enfrentamientos entre manifestantes y la policía. Hubo un centenar de detenciones.

La reunión plenaria estará precedida de los sucesivos encuentros bilaterales que mantendrá hoy el presidente de EEUU, Barack Obama, con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, en Estrasburgo, y con la cancillera Angela Merkel, en Baden-Baden.

CRISIS CERRADA Los líderes aliados discutirán durante una cena de trabajo cómo intensificar la cooperación con Rusia, dando por cerrada la crisis abierta por el conflicto de Georgia el pasado verano. Los jefes de Estado y de Gobierno iniciarán también la reflexión sobre el nuevo concepto estratégico de seguridad para hacer frente a las amenazas del siglo XXI.

La guerra en Afganistán, cuestión central de la cumbre, será abordada mañana en la segunda sesión, que se celebrará en la ciudad francesa de Estrasburgo. Obama expondrá la nueva estrategia norteamericana sobre Afganistán, que presta una mayor atención a las cuestiones políticas y sociales para estabilizar el país, tal como venían reclamando los aliados europeos.

Obama reclamará también a Europa que siga el ejemplo norteamericano y que envíe más tropas a Afganistán para frenar el avance de las guerrillas talibanes, que operan ya en la mayor parte del territorio. El mando militar de la OTAN cree indispensable el envío al país de cuatro batallones adicionales para el periodo electoral y una treintena de equipos de formación para entrenar al Ejército afgano.

España podría aprovechar la cumbre para anunciar el envío de tropas suplementarias para reforzar la seguridad del país durante el periodo electoral y compensar la mala impresión causada con el abrupto anuncio unilateral de la retirada de sus soldados de Kosovo.

Bélgica ya ha aprobado enviar más tropas y dos F-16. Francia, por su parte, ofrecerá enviar a Afganistán unos equipos de oficiales de la gendarmería para entrenar a las fuerzas de seguridad afganas. España e Italia están dispuestas a participar también en este esfuerzo de formación policial. "Hemos abandonado el objetivo irrealista de transformar un país tribal en una democracia occidental, y ahora nos conformamos con lograr que Afganistán deje de ser un peligro para la seguridad de los demás países", indicaron a este diario fuentes diplomáticas. El cambio de estrategia se completa con una negociación con los talibanes moderados para aislar a los extremistas y a los líderes de Al Qaeda.

Todo ello acompañado de un programa acelerado de formación del Ejército y la policía afgana para transferirles la responsabilidad de garantizar la seguridad en el país. El objetivo es que el Ejército afgano disponga de 134.000 soldados en el 2011 y que las fuerzas policiales cuenten con 82.000 militares.