Los dirigentes de los 26 países de la OTAN, pese a sus profundas divergencias, se comprometieron a permanecer en Afganistán el tiempo necesario para asegurar la estabilidad del país, pero sin aportar un refuerzo significativo a los 32.000 soldados ya desplegados en la misión internacional (ISAF). La cumbre de la Alianza Atlántica en Riga (Letonia), concluyó sin que España, Alemania, Italia y Francia aceptaran que se utilicen sus soldados en la guerra contra los talibanes.

Estos cuatro países solo hicieron el gesto, más formal que efectivo, de indicar que estudiarán aportar apoyo en situaciones de emergencia, pero caso por caso y con una interpretación muy restrictiva, en las antípodas de la libre disposición de los contingentes desplegados en otras regiones del país que reclamaban EEUU y Gran Bretaña.

Los países de Europa oriental se mostraron más dóciles y aceptaron levantar las restricciones nacionales al uso de sus soldados. Además, algunos de ellos, como Polonia, Bulgaria y Macedonia, prometieron enviar refuerzos ante el recrudecimiento de los ataques talibanes.

La OTAN aprobó intensificar la formación del Ejército afgano y crear, a iniciativa francesa, un grupo de contacto con los países de la región para contribuir a estabilizar Afganistán, aunque la eventual participación de Irán en el mismo genera problemas.

APUESTA POR EL DESARROLLO A iniciativa de España, Francia y Alemania, la OTAN enfatizó la importancia del desarrollo para lograr la estabilización del país, porque "no se puede lograr solo por la vía militar". Los tres países también forzaron que la OTAN reclamara al Gobierno afgano un mayor esfuerzo contra la corrupción y el narcotráfico y en favor del desarrollo.

Los líderes de la OTAN acordaron acabar con el aislamiento político de Serbia, pese a su deficiente cooperación con el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, en un gesto de cara a las próximas elecciones y a las tensas negociaciones sobre el estatuto de Kosovo. La cumbre aprobó el ingreso de Serbia, Bosnia-Herzegovina y Montenegro en la Asociación para la Paz y en el Consejo Euroatlántico, lo que abre la vía para la futura integración en la OTAN.