La comunidad internacional está decidida a mantener la seguridad en Kosovo. Pese a que el primer ministro, Hashim Thaçi, rehusó confirmar ayer que la proclamación de independencia esté prevista para el domingo, la Kfor --la misión de la OTAN en la zona, dotada de 16.000 hombres-- sacó a todos sus efectivos a patrullar las calles. "Estamos en condiciones de hacer frente a cualquier situación", afirmó su comandante, el general francés Xavier Bout de Marnhac.

"Todo está en calma, pero la población debe percibir nuestra presencia", dijo el coronel José Acevedo, responsable de Base España, con sede en Istok (oeste). Entretanto, tres blindados BMR abandonaban el acuartelamiento para patrullar por pueblos y efectuar controles de carreteras.

El Ejército español se encarga de proteger 500 km2 de territorio con 600 soldados de la agrupación de Ceuta. "No hay problemas, seguramente porque nuestra presencia en la calle ha sido muy importante. Ahora se trata de aumentar las patrullas para que tanto albaneses como serbios se sientan seguros y prevenir cualquier brote de violencia", subrayó el coronel.

ESTABILIDAD Los habitantes de la zona protegida por los españoles son mayoritariamente albaneses, pero hay un importante enclave serbio en el valle de Osojane. Acevedo cree que la estabilidad que han dado las tropas españolas ha permitido a la gente hacer vida normal. Dos blindados españoles recorrieron Istok todo el día, y otros controlaban los cruces de carreteras hacia Peja y Mitrovica. La población parece acostumbrada al estado de excepción permanente. En Istok, Agron Hasamaj, director del Hotel Trofta, destacaba la ecuanimidad de los soldados españoles. "Se han ganado el respeto de albaneses y serbios porque tratan a todos por igual", dice.

En Osojane, varias familias serbias se expresan igual. Radovan Petrovic dice: "Si se fueran los españoles, no duraríamos ni una noche con vida". Aunque sus temores se fundamentan en el pasado. La situación es muy tranquila en todo Kosovo.

AMARGA FIESTA NACIONAL Mientras, Serbia celebró ayer su fiesta nacional con amargura. Su presidente, el moderado Boris Tadic, juró el cargo prometiendo "todos los esfuerzos posibles para preservar la soberanía y la integridad" del país, aunque dijo oponerse a romper relaciones con los estados que reconozcan la independencia kosovar. "Una Serbia aislada y fuera de las instituciones internacionales no podrá defender Kosovo", afirmó, si bien subrayó que las relaciones "no serán de la misma calidad ni del mismo nivel" que las actuales. El primer ministro, el nacionalista Vojislav Kostunica, fue más tajante al afirmar que Belgrado no aceptará una entrada en la UE como "compensación".

Los serbokosovares tampoco están quietos. Una asamblea de municipios anunció la convocatoria "en coordinación con Belgrado" de unas elecciones "locales y regionales", el 11 de mayo, para "elegir el Parlamento de Kosovo". En los enclaves serbios reinaba ayer cierta alegría, ya que el primer ministro Thaci no dijo la fecha de la independencia.

DECEPCION ALBANESA En cambio, la decepción era palpable en Pristina, donde muchos comercios ya han colocado pancartas que dan la bienvenida a la independencia y numerosas familias han colgado la bandera albanesa en su casa. La población esperaba que Thaci confirmara que Kosovo se declararía independiente el domingo, pero no lo hizo y ello causó cierta confusión. Thaci se limitó a tratar de dar confianza a los 120.000 habitantes de la minoría serbia, el 5% de la población. "En el Kosovo independiente ningún ciudadano será discriminado. Garantizamos igualdad de derechos y seguridad", afirmó.