La Unión Europea (UE) y la OTAN se resignaron ayer a aceptar la independencia de Montenegro, que crea un precedente insoslayable de cara las tensas negociaciones sobre el estatuto final de la región serbia de Kosovo y que supone un duro revés político a los planes europeos de evitar una excesiva fragmentación balcánica.

"La UE respetará plenamente los deseos de la mayoría de los montenegrinos", afirmó el responsable de la política exterior europea, Javier Solana. "La OTAN reconoce el resultado" del referendo y su "total legitimidad", declaró el secretario general de la Alianza Atlántica, Jaap de Hoop Scheffer.

Tanto la UE como la OTAN resaltaron la elevada participación y la madurez democrática de los montenegrinos. Y enfatizaron la necesidad de que los gobiernos de Podgorica y Belgrado negocien las numerosas cuestiones bilaterales que requieren resolverse y la voluntad de mantener buenas relaciones con ambos gobiernos.

La Comisión Europea anunció que preparará la negociación de un acuerdo de asociación a la UE para Montenegro. Esto acelerará el acercamiento a la UE del nuevo Estado, pero corre el riesgo de dejar aislada a Serbia, tras la decisión de la UE de parar las negociaciones con Belgrado.