Brasil es, tras EEUU, el gran centro de operaciones estéticas del mundo. La compulsión por la belleza y la eterna juventud han convertido a Ivo Puntaguy en el gran rey Midas internacional de la cirugía estética. Solo su bisturí, según el semanario Epoca , ha cambiado 60.000 cuerpos, entre brasileños y celebridades extranjeras.

La política también cree en los efectos de la estética y hasta el presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, ha decidido someterse a esa lógica en su carrera por la reelección. Cuando faltan 40 días para que más de 180 millones de brasileños acudan a las urnas, las encuestas predicen que el candidato del Partido de los Trabajadores (PT) puede ganar las elecciones en primera vuelta: le lleva más de 25 puntos de ventaja a su rival, el socialdemócrata Geraldo Alckmin.

La eficacia de sus programas sociales y la baja inflación le están forjando la llave de acceso a un nuevo periodo de Gobierno. Lula ha entrado en campaña sin descuidar los detalles. Su rostro se ve ahora sin las grietas que le provocaron los escándalos de corrupción que hace un año lesionaron al PT y lo pusieron en jaque a él mismo.

"Lula se adhirió al partido del bótox. Aparece en televisión con una cara más lisa, más firme y más joven gracias a las sucesivas aplicaciones de esa toxina para lucir más joven", aseguró el semanario Veja en su última edición. De acuerdo con la revista, el presidente ya va por su tercera inyección de esa sustancia milagrosa.

"La reina del bótox"

Las aplicaciones fueron hechas por Denise Steiner, una dermatóloga paulista que en las numerosas revistas dedicadas al tema --desde Plástica , a Cuerpo y estilo -- coinciden en llamarla "reina del bótox". Steiner, agrega Veja , utilizó además ácido retinoico en la nariz y en la frente de Lula para eliminarle las manchas.

Las cirugías en el universo político no eran desconocidas para los brasileños. Fernando Henrique Cardoso fue precoz en esa materia mientras iba de la izquierda al centro. Pero el efecto que esas prácticas tienen en Lula no solo impactan en el campo visual al "recuperar" cierta lozanía. No faltan quienes asocian las transformaciones en el rostro de aquel líder sindical que estremeció a Brasil en los 80 con su cambio ideológico. Lula también ha cambiado su iracundia por una pragmática moderación.

Cuatro años atrás, en la campaña electoral que lo llevó a la presidencia, Lula, por consejo de su jefe de marketing, Duda Mendon§a, bajó de peso y renovó parte de su dentadura. Frente a las cámaras, el nuevo Lula fue más convincente que su rival socialdemócrata, José Serra, otro proclive a rejuvenecer su cara.

El año pasado Mendon§a fue arrastrado por los escándalos de financiación ilegal de esa campaña electoral. Esos hechos no solo terminaron con el liderazgo moral del PT, sino con algunas carreras que se creían ejemplares, entre ellas la del exguerrillero José Genoino.

Las informaciones sobre los votos que ya tiene Lula garantizados de cara a las elecciones de octubre y el bótox que se ha aplicado coinciden con la salida al mercado de las memorias de Genoino. En Entre el sueño y el poder , el expresidente del PT dice que el principal partido de izquierda de América Latina se pervirtió en su lucha por el poder, usando métodos que siempre condenó, como la utilización de cajas negras de dinero.

Renegar de los antiguos

Genoino agrega que el partido abandonó a su base social y estableció alianzas con grupos de un sector de la derecha. Pero inmerso en la campaña electoral, Lula no quiere saber nada de aquellos hechos que lo obligaron a desprenderse, además de Genoino, de dos hombres clave: José Dirceu, su mano derecha, y Antonio Palocci, su ministro de Finanzas.