Sabrina Hartman, la soldado estadounidense que se fotografió sonriente con una pirámide de presos iraquís desnudos en la prisión bagdadí de Abú Graib, puede pasar los próximos cinco años y medio entre rejas. Un consejo de guerra celebrado en Fort Hood (Tejas) declaró ayer a Hartman culpable de seis de los siete delitos que se le imputaban por su notoria participación en las vergonzosas torturas que pusieron a Washington en la picota mundial al hacerse públicas, el año pasado.

Hartman, de 27 años, no pestañeó al oír el veredicto. El martes se iniciarán las audiencias para fijar su castigo, por conspirar para maltratar a los presos iraquís, participar en las torturas y abandonar sus obligaciones. Los ocho militares que formaban el jurado la absolvieron de la acusación de fotografiar a presos forzados a masturbarse.

LA IMAGEN SIMBOLO El jurado la halló culpable de haber conectado cables eléctricos a un prisionero encapuchado, cuya imagen se convirtió en símbolo de los abusos, a pesar de que otro de los soldados condenados por las torturas, Ivan Frederick, declaró la semana pasada que él fue quien colocó los cables. El juez militar del consejo de guerra, el coronel James Pohl, se negó el miércoles a aceptar el testimonio de la víctima, el preso encapuchado, que hubiera exonerado a Sabrina, según afirmó su abogado, Frank Spinner.

"Estoy asombrado de que el Gobierno ponga objeciones a la declaración de una víctima", dijo Spinner con evidente frustración. "La propia persona a quien pusieron los cables no identifica a mi cliente como una de los que los colocaron", subrayó.

Aunque el preso estaba encapuchado, declaró haber oído dos voces masculinas mientras le subían a la caja que hizo de peana en la vergonzosa fotografía. Sin embargo, el juez Pohl rechazó este testimonio, con el argumento de que el preso no había prestado juramento y de que no se había traducido la declaración al inglés.

Sabrina Hartman es la última de los nueve militares procesados por el escándalo de Abú Graib. De ellos, seis se declararon directamente culpables, tras llegar a un acuerdo con la acusación para reducir sus condenas. El líder del grupo, el soldado Charles Graner Jr., ya está cumpliendo una condena de 10 años de prisión, y su examante y madre de su hijo, la soldado Lynndie England, aguarda un nuevo consejo de guerra, tras la declaración de juicio nulo dictada por el juez Phol a comienzos de mes.

NOVATOS SIN FORMACION "El Ejército debería avergonzarse de colocar a soldados novatos, mal equipados y peor entrenados, en una prisión caótica y superpoblada", arremetió el abogado de Sabrina. Sin embargo, la acusación recalcó que tanto ella como sus compinches llevaron a cabo las torturas "para divertirse".

El fiscal, el capitán Chris Graveline, insistió en que tomaron fotos "para acordarse de aquella noche, para poder volver a reírse de esos hombres".