Guatemala está llena de Rigobertas Menchús. Mujeres fuertes que han visto cómo mataban a sus padres, violaban a sus hermanas o rompían los dedos y arrancaban las uñas de sus bebés y que, en vez de asustarse, han combatido a los culpables con palabras y leyes. La antropóloga Elizabeth Moreno, 43 años y dos hijos, es una de ellas.

Esta mujer valiente, que ha venido a España en representación de la ONG Avancso para intentar que el genocidio guatemalteco no se olvide, no quiere explicar con detalle su historia particular porque ella, dice, es "una más". Tampoco quiere profundizar en su sufrimiento porque, admite, tiene que volver a "Guate". Y en Guate, pese a que ya hace siete años que Gobierno y guerrilla firmaron la paz, pintan bastos. Desde que empezó la campaña electoral para las presidenciales que culminará el día 28 con la segunda vuelta, han asesinado a 29 dirigentes políticos.

Efraín Ríos Montt, el golpista y dictador durante el bienio más salvaje (1982-1983) de la guerra interna (1960-1996), reclamado internacionalmente por genocidio, responsable de bombardear con napalm aldeas mayas, ha logrado concurrir a las elecciones gracias a que tiene incrustados en todas las altas instituciones del país a hombres de confianza. Sin embargo, no ha logrado pasar a la segunda vuelta.

El día 28, los guatemaltecos tendrán que decidir entre Oscar Berger, de la Gran Alianza Nacional (derecha), y Alvaro Colom, de la Unión Nacional de la Esperanza (centro). A Elizabeth no le parecen buenos candidatos. "Los dos partidos acogen a corruptos en sus filas".

Tanto Berger como Colom han prometido juzgar a Ríos Montt, un hecho que Elizabeth ve muy poco probable. Por ello, ha pedido al Ministerio de Exteriores español que haga una petición oficial para que el futuro presidente de Guatemala cumpla los acuerdos de paz.