La estabilización de Irak, que el presidente norteamericano, George Bush, anunció como uno de los principales objetivos una vez derrocado el régimen de Sadam Husein, parece estar cada vez más lejos. Las tropas de EEUU hallaron ayer los cadáveres de dos soldados desaparecidos el miércoles, cuya muerte se suma a la de otro militar que falleció durante una emboscada, el viernes por la noche, en las calles de la capital. En total, tres nuevas víctimas que aumentan a 63 el número de bajas norteamericanas desde que Bush declaró el final de los combates, el pasado 1 de mayo.

Los cuerpos sin vida de los dos soldados, que posiblemente fueron secuestrados por fedayines leales a Sadam, fueron encontrados a unos 35 kilómetros al noroeste de Bagdad, según informó el Pentágono. El blindado Humvee en el que viajaban cuando desaparecieron no ha sido hallado, y los estadounidenses temen que los paramilitares lo utilicen para cometer nuevos atentados.

ATAQUE CON GRANADAS

Que Bagdad dista mucho de ser una ciudad segura para los norteamericanos volvió a quedar demostrado, entretanto, la noche del viernes, cuando iraquís atacaron con granadas una patrulla militar de EEUU. En el incidente murió un soldado y otros cuatro resultaron heridos, además del intérprete iraquí que viajaba con ellos. A todo esto se suma un nuevo ataque de los rebeldes contra un blindado estadounidenses en Faluya (oeste de Bagdad), también el viernes por la noche, en el que, según los testigos, resultaron heridos varios militares.

La degradación de la situación en Irak prosigue, pues, un curso que por ahora parece inexorable, a pesar del empeño que pone EEUU para restablecer el orden. El Pentágono anunció ayer que, en la última semana, ha detenido a más de 900 iraquís acusados de "torpedear" la reconstrucción del país. Los detenidos fueron interrogados y algunos fueron puestos en libertad, según declaró un portavoz estadounidense.

Consciente de que la población estadounidense mira la situación en Irak con creciente preocupación, la Casa Blanca multiplica los mensajes en los que pide comprensión. "Sabíamos que tras los combates de envergadura nos íbamos a encontrar con este tipo de problemas", declaró ayer el secretario de Estado, Colin Powell. "Espero que los estadounidenses serán comprensivos", añadió.