Tras meses de arduas negociaciones, la Casa Blanca ha logrado por fin convencer a un cuarteto de senadores republicanos rebeldes que bloqueaban la renovación de la controvertida ley Patriot, aprobada a toda prisa tras el 11-S para ampliar los poderes del Gobierno en la lucha antiterrorista. El acuerdo fue anunciado ayer, y provocó inmediatamente las críticas de los senadores liberales, que denunciaron que no resolvía "los principales problemas" en materia de defensa de los derechos civiles, según el demócrata Russell Feingold.

La renovación de esta ley, que vencía el pasado diciembre y que fue prorrogada hasta el 10 de marzo, parece ya asegurada, dado que los republicanos cuentan con mayoría en el Senado.

Se da por sentado que la Cámara de Representantes respaldará también el texto con los nuevos cambios, que originaron un pulso de Bush con el sector más liberal de su partido. Pese al acuerdo, los estadounidenses (un 77% de los encuestados) consideran que el presidente no debería tener el derecho de suspender garantías constitucionales para afrontar al terrorismo, según un sondeo de la Asociación de la Abogacía Americana.

Los rebeldes, encabezados por el senador John Sununu, bloquearon la extensión de la ley por cuatro años hasta que la Casa Blanca aceptase cambios en algunas de las áreas más polémicas, como la posibilidad del Gobierno de exigir datos sobre lo que se lee en las bibliotecas. Según el texto, los agentes federales no podrán exigir estos datos a la mayoría de las bibliotecas, y tampoco podrá exigirse a quienes reciben la orden de presentarse ante un tribunal secreto identificar a sus abogados. "Si se compara con la ley original, hemos hecho progresos, de cara a proteger las libertades civiles básicas", dijo el senador demócrata Richard Durbin. Pero su colega Feingold, más liberal, se quejó de que la Casa Blanca sólo haya aceptado "cambios menores", y prometió seguir luchando en contra de la renovación de esta ley que permite a los agentes federales pinchar teléfonos y obtener información financiera o de otro tipo.

Bush defendió ayer las escuchas telefónicas sin orden judicial. "Quiero compartir algunos de mis pensamientos", pidió Bush al caucus republicano, reunido en Maryland. "Espero que esta conversación se mantenga en esta sala", dijo, sin ver que los micrófonos estaban abiertos.