"Algunas madrasas están involucradas en extremismo y terrorismo". Con estas palabras, el presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, acusó a las escuelas islámicas del país de inspirar a los suicidas que atentaron en Londres. Probada la conexión paquistaní del 7-J, Musharraf se esfuerza en buscar culpables y tomar medidas ante las presiones del Gobierno británico.

El discurso de ayer en Islamabad se produjo un día después de que su Gobierno divulgara la detención de cinco islamistas en el marco de la ofensiva policial lanzada tras la masacre. Islamabad no ha podido probar la relación de los detenidos con el 7-J, pero considera que uno de ellos, Qari Usman, está implicado en el intento de asesinato de Musharraf a finales del 2003.

El líder paquistaní también acusó a grupos ilegales de adoctrinar a jóvenes musulmanes para el terrorismo.