Pakistán ya tiene nuevo presidente. Como se esperaba, el controvertido Asif Alí Zardari, viudo de la exprimera ministra asesinada Benazir Bhutto, consiguió ayer auparse a la presidencia de Pakistán y suceder al general Pervez Musharraf. "Con la presidencia recuperada de la dictadura y devuelta a un Gobierno democrático, el sueño de Benazir Bhutto se ha cumplido", aseguró el flamante presidente tras conocerse su elección en una votación parlamentaria.

Pero Zardari no gozará ni de los 100 días de gracia que se suelen conceder en estos casos, ni de 10, ni de uno. La caótica situación del país no da tregua. Así, mientras se votaba en el Parlamento y en cuatro asambleas provinciales, un atentado suicida causó al menos 30 muertos y 70 heridos en la ciudad de Peshawar, en el noroeste del país, cerca de la frontera con Afganistán. Un coche bomba estalló en un control policial, aunque el jefe de policía de la zona, Navid Malik Jan, aseguró que la acción terrorista iba dirigida a la Asamblea Provincial, ya que en ese momento los diputados estaban votando. Los talibanes reivindicaron el ataque.

La explosión fue tan violenta que el puesto de control "quedó completamente destrozado y los edificios contiguos, entre ellos un mercado, se desplomaron", explicó Ashraf, un agente de policía, desde el hospital, donde era atendido por una herida en el hombro. "El coche estaba atiborrado de explosivos", dijo.

VICTORIA CLARA Pese a la tragedia, no se suspendió el proceso para elegir al sucesor del general Pervez Musharraf, quien dimitió hace 20 días forzado por la nueva coalición de Gobierno, encabezada por el Partido del Pueblo Paquistaní (PPP) de Zardari. El nuevo presidente ha reprochado al general --que ocupaba el poder desde el golpe de estado que dio en 1999-- haber incumplido los pactos de reparto de poder con Bhutto. Y ocho meses después del asesinato de la popular exprimera ministra, su viudo logró 458 de los 702 votos en la elección parlamentaria y derrotó con amplitud a sus dos oponentes, el magistrado Said uz Zaman Sidiqui y Mushahid Husain, próximo a Musharraf. El reto que afronta Zardari es enorme. Toma las riendas de una potencia nuclear zarandeada por la inestabilidad política y sumida en una profunda crisis económica. Y por si ello fuera poco, Pakistán, tradicional aliado de Estados Unidos en la "guerra contra el terrorismo" , sufre un duro castigo por parte de Al Qaeda.

SIN PRECEDENTES Una oleada sin precedentes de atentados perpetrados por islamistas cercanos a la red Osama bin Laden han causado 1.200 muertos en poco más de un año. El conflicto de Afganistán ha traspasado su porosa frontera con ese país, y es en las zonas tribales del noroeste donde, según Washington, los talibanes afganos han reconstituido sus fuerzas.

Entre los invitados en el Parlamento de Islamabad estaban dos hijas de Zardari y Bhutto. En el ambiente planeaba el asesinato de la exprimera ministra, el pasado 27 de diciembre, pocas semanas después de que regresara a su país tras varios años de exilio. "El partido tiene ahora la presidencia y lleva el Gobierno", recordó una portavoz del PPP.

Tanto EEUU como la Unión Europea se apresuraron a felicitar a Zardari y animarle a seguir luchando contra el terrorismo. La prensa occidental, en cambio, se había alarmado de antemano por los posibles efectos de la designación de una personalidad tan polémica como la del nuevo presidente, cuando la economía del país está hundida y los combatientes islamistas parecen ganar terreno. A esos problemas hay que agregar la división en el seno de la coalición de Gobierno, que parece tener los días contados. El actual Ejecutivo del primer ministro Guilani, formado el pasado mes de marzo, es incapaz de actuar de manera unida y eficaz, ya que depende de los caprichos de los pequeños partidos, desde laicos progresistas a fundamentalistas musulmanes, pasando por nacionalistas de base étnica.

Pero eso no es todo. Los economistas predicen la bancarrota en dos meses si Pakistán no pone en orden sus cuentas públicas, ya que la población está exasperada a causa del incesante incremento de los precios.