Después de un largo periodo de inusitada calma, la violencia volvió ayer a Cisjordania en su forma más cruda. Cinco colonos judíos de la misma familia fueron asesinados a puñaladas en su casa mientras dormían. El suceso se produjo de madrugada en Itamar, un asentamiento a las afueras de Nablus, y todas las sospechas apuntan a que se trate de un atentado palestino. El ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, aseguró que las fuerzas de seguridad "actuarán con rapidez y con todos los medios a su disposición para capturar a los responsables del vil asesinato".

Las víctimas son los dos padres de familia y tres de sus hijos, un bebé y dos niños de 3 y 11 años. Sus otros tres hijos, lograron escapar a casa de un vecino. Las primeras pesquisas apuntan a que los asaltantes cortaron la verja de seguridad que rodea la colonia y entraron en la vivienda a través de un ventana. Cuando los paramédicos llegaron a la casa, solo una de las víctimas seguía viva, aunque no pudieron reanirmarla. "Nos encontramos con una escena del crimen horrible, juguetes infantiles junto a charcos de sangre", aseguró el paramédico Kabaha Muayua al diario electrónico israelí, Ynet.

Las fuerzas de seguridad buscan ahora a los responsables e investigan si el atentado fue cometido por una o más personas. El último crimen de esta naturaleza se produjo a finales de agosto del año pasado, unos días antes de que se reanudaran en Washington las conversaciones de paz entre palestinos e israelís, interrumpidas desde hace seis meses. Hamas se atribuyó entonces el asesinato de cuatro colonos, abatidos a disparos mientras circulaban en un vehículo al sur de Cisjordania.

Esta vez no se descartan acciones de represalia por parte de los colonos. Itamar es conocido por su mesianismo y militancia de extrema derecha. Desde aquí, y otros asentamientos vecinos como Yitzar o Elon Moreh, se lanzan frecuentes ataques contra las poblaciones palestinas de los alrededores. Grupos radicales de colonos queman campos, asaltan mezquitas o apedrean viviendas y comercios.