Algunas de las pancartas jugaron con la idea del miedo: "nuestro presidente es negro. ¡Oh no! Vamos a morir todos". Otras apostaron por la ironía: "al menos la guerra contra el medioambiente está yendo bien". Las había que parodiaban aspectos del Tea Party como la defensa de las armas: "está cargado y no tengo miedo de usarlo", decía una con un cerebro dibujado. Y hubo quien optó por el humor del absurdo: "Hitler es un nazi".