Después de meses de controversia, el Gobierno británico dio el jueves marcha atrás y abandonó la polémica aplicación de la Sanidad Pública (NHS) para rastrear infectados de coronavirus. Un sistema centralizado que nunca ha llegado a arrancar y ha sido sustituido por el de Apple / Google. Un error más en la larga lista de los cometidos por Boris Johnson y su equipo durante la epidemia.

La economía del Reino Unido puede ser la más castigada en el mundo desarrollado, según la OCDE, con una caída del 11% del PIB. La vuelta al trabajo apenas despega, las escuelas no han abierto, el paro sube. A todo eso se sumará el brexit. Una ironía cruel es que algunas de las regiones donde se apoyó con mayor entusiasmo la salida de la UE están siendo las más castigadas por el covid-19. El número de muertes es desproporcionado en el llamado Muro rojo, en el norte de Inglaterra, zonas deprimidas de la antigua clase obrera laborista que votaron por la salida de Europa y por Johnson.

Del 7 de marzo al 5 de junio el número de muertes, 64.500, ha sido un 43% más elevado que la media, según la Oficina Nacional de Estadística. Solo los fallecidos por covid-19 sometidos al test superan los 42.000: la mayor mortalidad de Europa, resultado de la imprevisión, los errores, la tardanza en ordenar el confinamiento. A la pérdida de confianza en el primer ministro, se une su evidente incompetencia para ocupar el cargo. BEGOÑA ARCE