A rgentina ronda los 330.000 casos positivos de covid-19 y el ritmo de los contagios, más de 7.000 diarios, no parece detenerse desde hace semanas. El total de fallecidos se acerca a los 7.000, un número bajo si se compara con Brasil, Chile o Perú. Pero los éxitos del presidente Alberto Fernández en la contención de la pandemia corren peligro de entrar en una zona de turbulencias. Después de cinco meses de confinamiento, la oposición de derechas se ha lanzado a capitalizar el cansancio social. «¿Cuánto más se demora esto en explotar?», se pregunta el dirigente radical Ernesto Sanz.

La calle es un espacio de desafío a la misma cuarentena, como lo ha demostrado una reciente protesta en la que participaron miles de personas. El Gobierno peronista ha responsabilizado a sus promotores de favorecer el contagio masivo. En la actualidad, la tasa de ocupación de las camas de la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) es del 58,6% a nivel nacional y del 68,7% en la ciudad de Buenos Aires y su populosa periferia, donde se concentran casi el 90% de los enfermos. Pero por primera vez, y a partir de la creciente tensión política, la posibilidad de un colapso hospitalario ha dejado de ser una hipótesis descabellada.

Dos meses atrás, y a pesar de los primeros signos de hastío colectivo con el aislamiento, Fernández conservaba una popularidad cercana al 70%.

Una reciente encuesta da cuenta de que ha caído hasta el 37,1%. El derrumbe ha encendido la alarma.

«Tenemos un plan y no lo vamos a cambiar. No nos van a doblegar los que gritan porque los que gritan no suelen tener razón», dijo Fernández después de que el sector más intransigente del PRO, el partido del expresidente Mauricio Macri, movilizara a sus seguidores por las ciudades más importantes del país. Desde Suiza, Macri dijo sentirse «orgulloso» de que miles de argentinos hayan decidido salir de sus casas para «decirle basta al miedo y al atropello».

Macri, añade la analista María O’Donnell, «está convencido» de que la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner urde una venganza personal después de haber sido perseguida en los tribunales durante cuatro años. H