En su frenética ronda de contactos sobre la crisis de Irak, José María Aznar topó ayer con la Iglesia. El presidente del Gobierno acudió al Vaticano con la intención de buscar puntos de coincidencia con el Papa y conciliar su posición con la doctrina católica, pero Juan Pablo II le leyó la cartilla de la paz, la justicia y la ética.

La única información oficial sobre la audiencia la aportó el portavoz de la Santa Sede, Joaquín Navarro-Valls, mediante un comunicado que, pese a su laconismo, no deja ninguna duda sobre las diferencias entre el Sumo Pontífice y el presidente español. Según la nota, Juan Pablo II demandó que "todas las partes implicadas --sin excepciones-- adopten decisiones justas y emprendan iniciativas pacíficas eficaces y conforme a la justicia, inspiradas en el derecho internacional y los principios éticos". El Papa trasladaba así la responsabilidad de la solución pacífica no sólo a Sadam Husein, sino también a EEUU y, por extensión, a sus aliados, entre los que destaca España.

DISTINTOS PUNTOS DE VISTA

El comunicado añadía en el párrafo siguiente que Aznar expuso la política de su Gobierno, "ilustrando, en particular, el peligro del terrorismo y la necesidad de una acción común de parte de la ONU". A continuación apostillaba que "sobre tales argumentos se ha notado una convergencia de opiniones con la Santa Sede". Esta precisión acerca de una aproximación de puntos de vista no se hizo respecto a los argumentos del Papa.

El "cordial coloquio", según lo definió Navarro-Valls, duró "cerca de media hora" y permitió pasar revista a algunos aspectos de la realidad continental, con especial detenimiento en el futuro tratado constitucional de la Unión Europea. Aunque el comunicado no entró en detalles sobre la conversación, es conocido que la Iglesia aspira a que dicho tratado destaque de algún modo la tradición cristiana de Europa.

Tras la audiencia, Aznar se reunió con el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Angel Sodano, y con el secretario para las relaciones con los Estados, monseñor Jean Louis Tauran.

NI UNA PALABRA

En una posterior comparecencia ante la prensa con su colega Silvio Berlusconi, con quien mantuvo una reunión en el palacio de Chiggi, Aznar fue preguntado sobre las razones de su visita al Papa y el contenido de ese encuentro. El jefe del Ejecutivo respondió que en ese momento estaba en la sede del primer ministro italiano, no en el Vaticano, y remitió a los informadores a la nota de la Santa Sede, que aún no había sido emitida.

Fuentes de la Moncloa explicaron días atrás que Aznar había solicitado la audiencia con el Papa porque se trata de una "voz espiritual muy importante para millones de personas". Lo que no explicaron es que entre esas personas está el grueso de los votantes del PP, que hoy se debaten entre la lealtad al líder político y la obediencia al líder religioso.