El Papa le dijo ayer al primer ministro británico, Tony Blair, que la guerra contra Irak "sería una catástrofe para la humanidad" y que el ataque "todavía se puede evitar". Juan Pablo II y el principal aliado europeo de George Bush se reunieron ayer durante media hora en el Vaticano para abordar el desarme y la crisis internacional.

El Pontífice insistió ante el premier británico en que todos los gobiernos "deben aprovechar los recursos que ofrece el derecho internacional y la ONU para conjurar el peligro de una guerra que es todavía evitable". Esta es la primera vez que el Papa ha recibido a Blair (conocido como "el anglicano más católico" de Inglaterra), desde que el político llegó al poder, en mayo de 1997.

LA SITUACION HUMANITARIA

El Papa también le dijo al premier que "hay que tener una consideración especial por la situación humanitaria del pueblo iraquí, ya tan duramente castigado por los años de embargo".

Los esfuerzos de Juan Pablo II para evitar la guerra han llevado a los salones del Vaticano, en las últimas semanas, al secretario general de la ONU, Kofi Annan; al viceprimer ministro iraquí, Tarek Aziz, y al ministro de Exteriores de Alemania y presidente de turno del Consejo de Seguridad, Joschka Fischer.

Además, el Papa envió la semana pasada al cardenal francés Roger Etchegaray a Bagdad a entrevistarse con Sadam. Según se ha sabido ahora, el dictador iraquí fue muy duro con el enviado de Juan Pablo II, al que recordó que nadie habla del uranio empobrecido usado por EEUU y que las resoluciones de la ONU sobre Israel no se aplican.