Respeto, reciprocidad y un "verdadero" diálogo interreligioso. Esta es la esencia del mensaje que transmitió ayer Benedicto XVI durante la audiencia sin precedentes que celebró ayer en la residencia veraniega de Castelgandolfo con más de una veintena de representantes diplomáticos de países de mayoría islámica. El acto tenía como único objetivo calmar las iras en el mundo musulmán ante el revuelo causado por las palabras del Papa sobre el profeta Mahoma en la universidad de Ratisbona, consideradas ofensivas por muchos fieles del islam.

"Cristianos y musulmanes deben aprender a trabajar juntos para guardarse contra toda forma de intolerancia y oponerse a cualquier manifestación de violencia", dijo el Pontífice, de 79 años de edad, en el encuentro celebrado en la llamada Sala de los Suizos del palacio de Castelgandolfo. Sin referirse directamente al discurso que generó la polémica, ni tampoco pedir disculpas de forma directa, Benedicto XVI subrayó ante los embajadores del mundo islámico que las circunstancias que hicieron necesario el encuentro "son bien conocidas".

RELIGION Y RAZON El Pontífice reiteró, una vez más, que su intención, al citar hace dos semanas a un emperador bizantino que había declarado que el profeta del islam solo había traído al mundo "lo malo e inhumano", era subrayar que la religión y la violencia no van juntas, pero que la religión y la razón sí. Se trata de la cuarta ocasión en que el Pontífice intenta enmendar sus palabras.

La importancia de la crisis, la más grave desde que fue elegido para suceder a Juan Pablo II, amén de la dureza de algunas reacciones desde el mundo musulmán, han sembrado dudas acerca de la idoneidad de una proyectada visita papal a Turquía, prevista para el próximo mes de noviembre.

La atmósfera del encuentro, de 30 minutos de duración y que fue emitido en directo por la radio y la televisión vaticana, fue, en líneas generales, cordial.

BUENA ACOGIDA La reacción entre los asistentes al acto fue positiva. "Rezo al Todopoderoso para que las relaciones de confianza que hemos desarrollado entre cristianos y musulmanes durante varios años, no solamente continúen, sino que se desarrollen en un espíritu de sinceridad y diálogo respetuoso", declaró el embajador iraquí, Albert Edward Ismail Yelda, quien admitió sentirse satisfecho con la visita a Benedicto XVI.

Al encuentro con el Papa en su residencia de verano también acudieron representantes de Pakistán, Indonesia, Turquía, el Líbano, Egipto y Argelia, entre otros países, así como miembros de las delegaciones de la Liga Arabe.