El Gobierno francés declaró ayer el estado de urgencia para intentar frenar la ola de violencia en los suburbios de París y otras ciudades del país. Esta declaratoria permitirá decretar medidas de excepción --incluido el toque de queda-- en los barrios perjudicados por la revuelta.

"Las zonas serán definidas por decreto de los prefectos representantes del Gobierno, que dispondrán de poderes reforzados para el mantenimiento del orden", anunció el Ejecutivo en un comunicado al término del Consejo de Ministros extraordinario presidido por el presidente francés, Jacques Chirac.

El primer ministro, Dominique de Villepin, compareció ayer ante la Asamblea Nacional para justificar la aplicación de la ley de excepción y explicar las medidas sociales con que el Gobierno espera desactivar el descontento en los suburbios. Estas fueron calificadas de "vagas e insuficientes" por la oposición de izquierdas y un sector de la derecha.

"CON RESPONSABILIDAD" "Debemos ser lúcidos: es la hora de la verdad para la República. Está en entredicho la eficacia de nuestro modelo de integración", dijo Villepin sobre la crisis, que dura ya 12 noches. El primer ministro y su titular de Interior, Nicolas Sarkozy, criticado por llamar "chusma" a los jóvenes de las barriadas, prometieron que los toques de queda se aplicarán de forma "comedida", con "responsabilidad" y "discernimiento", y consultando a los alcaldes.

La prefectura de Somme (norte) fue la primera en establecer el toque de queda para la ciudad de Amiens, lo que supone que entre las 10 de la noche y las 6 de la mañana los menores de 16 años no podrán estar en la calle sin la compañía de adultos.

Villepin hizo énfasis en que no habrá control sobre los medios de comunicación, mientras que Sarkozy dijo que las medidas no pondrán en entredicho "la libertad de nadie". Los Verdes, los comunistas, las asociaciones de derechos humanos y los editorialistas denunciaron la aplicación de la ley de 1955 (adoptada durante la guerra de Argelia, con las connotaciones coloniales que entraña) para instaurar el estado de emergencia en barrios de inmigrantes.

APOYO CRITICO El Partido Socialista, principal fuerza de la oposición, y el centroliberal UDF, expresaron un apoyo crítico a la medida. "No somos hostiles por principio al toque de queda, que puede ser útil en ciertos casos", dijo el jefe del grupo socialista, Jean-Marc Ayrault.

Aplicable durante 12 días, el decreto puede ser prorrogado mediante un proyecto de ley si las circunstancias lo exigen, subrayó Villepin. El primer ministro destacó también que una causa de los "desórdenes" sociales es la falta de control sobre la inmigración ilegal, y propuso un refuerzo de la lucha contra este fenómeno. El presidente Jacques Chirac hizo público un mensaje con ocasión de un coloquio sobre el 50 aniversario de la independencia de Marruecos. El mandatario francés señaló que "los acontecimientos recientes apelan a la solidaridad no sólo en el seno de Europa, sino también con la ribera sur del Mediterráneo, los países del Magreb y el continente americano".

"La vuelta al orden es la prioridad absoluta" para el primer ministro, aunque esto no le impidió desgranar una serie de medidas económicas y sociales para calmar los ánimos y acabar con la violencia de 12 noches. El saldo de la revuelta, hasta ahora, es de 6.000 coches quemados y 84 edificios públicos afectados.