La Asamblea Nacional Popular (Parlamento) clausuró ayer su sesión plenaria anual con la aprobación de la polémica Ley Antisecesión de Taiwán, que entrará hoy en vigor y autoriza por primera vez el uso de "métodos no pacíficos" para lograr la reunificación con la isla rebelde. Con 2.896 votos a favor y dos abstenciones, el legislativo chino dio luz verde a un texto legal que, según el primer ministro chino, Wen Jiabao, sólo pretende "fortalecer las relaciones a través del estrecho de Formosa". Desde Washington, el portavoz estadounidense de la Casa Blanca, Scott McClellan, calificó de "desafortunada" la medida, ya que "no sirve a la causa de la paz".

El texto contempla como última opción el uso de la fuerza, aunque ofrece a los taiwaneses vías para promover los intercambios, y sugiere que todo es negociable. Taiwán podrá contar con su sistema político y tener alguna forma de presencia internacional si acepta la soberanía china. Sólo "como última opción", si fallan las tentativas de persuasión, Pekín recurrirá al Ejército. El Ejecutivo y la cúpula militar tendrán la última palabra.

Taiwán estaba ayer en estado de alerta contra lo que en Taipei se conoce como "la ley de la guerra". Las autoridades vaticinaron que la aprobación de la ley "traerá consecuencias" para la seguridad. Joseph Wu, ministro para las Relaciones con China, dijo que la ley "era tan vaga que suponía un cheque en blanco al Ejército Popular de Liberación".

En otro orden de cosas, los casi 3.000 diputados dieron un apoyo casi unánime al programa de Gobierno. Aprobaron un presupuesto equilibrado, con un objetivo de crecimiento del 8% y una inflación del 4%. "El año 2005 será de duras reformas", dijo el primer ministro, refiriéndose a los cambios estructurales en la economía y a la búsqueda del equilibrio social. Entre los objetivos está aumentar los ingresos de la población, eliminar impuestos en la agricultura y reducir la brecha entre ricos y pobres. La lucha contra la corrupción es otro reto del Ejecutivo.

ZEMIN, JUBILADO La ANP jubiló definitivamente al expresidente Jiang Zemin tras 15 años al frente del gigante asiático. El exdirigente dejó su último puesto de poder como presidente de la Comisión Militar Central del Gobierno. Tomó el relevo el jefe del Estado y secretario general del Partido Comunista, Hu Jintao.

También en Hong Kong hubo cambios. El primer jefe ejecutivo de la excolonia británica, Tung Chee-hwa, dimitió tras un mandato difícil. La crisis financiera de 1997, el Síndrome Respiratorio Agudo y Grave del 2003 y las manifestaciones por la democracia en el 2004 fueron una cruz para este millonario, que quiso gobernar Hong Kong como si fuera su empresa.