El Folketing (Parlamento danés) vota mañana la polémica iniciativa para reinstaurar los controles fronterizos en Dinamarca, para lo que el Gobierno liberal-conservador cuenta con el apoyo de una mayoría absoluta ajustada. El único diputado cristianodemócrata, Per Oerum Joergensen, ha comprometido finalmente su voto, después de varias reuniones en las que hasta tres ministros distintos le aseguraron que habrá un diálogo continuo con Bruselas para certificar que el acuerdo respete el tratado de Schengen de libre circulación, que rige en casi toda Europa. El Gobierno cuenta así con los 90 votos que marcan la frontera de la mayoría absoluta frente a la oposición, encabezada por el Partido Socialdemócrata, que provocó la votación de mañana al presentar una moción pidiendo que se retire la propuesta, cuando inicialmente estaba de acuerdo en que fuera aprobada. El triunfo previsible del Gobierno, con el apoyo de su habitual aliado externo, el ultranacionalista Partido Popular Danés (DF, por sus siglas en danés), enviaría de vuelta la iniciativa a la Comisión de Finanzas del Parlamento, donde será aprobada definitivamente, aunque no es probable que se haga antes de las vacaciones estivales. La votación en el Folketing culminará varias semanas que han agitado el panorama político danés, desde que el acuerdo inicial fue presentado hace dos meses, con discusiones acaloradas entre los propios partidos que apoyan al Gobierno, la oposición, la CE y otros países de la UE. A enrarecer el clima político ha contribuido en gran medida el Partido Popular danés, que ha recurrido a su habitual retórica nacionalista y ha atacado frontalmente contra Alemania tras los comentarios negativos sobre el acuerdo de algunas voces políticas del vecino país, que lo criticaron por alentar el nacionalismo. Dos de los principales ideólogos del DF, los pastores Jesper Langballe y Soeren Krarup, han acusado a Alemania de ser una nación "neurótica" perseguida por su pasado nazi, que quiere conjurar usando a la UE como fuerza supranacional, y a los alemanes de ser un pueblo con el que es "difícil convivir". La dureza de los ataques del DF, que normalmente sólo usa esa retórica para la política danesa mientras mantiene un perfil bajo en el exterior, llevaron al Gobierno a distanciarse y a destacar las buenas relaciones con Alemania. La ministra de Asuntos Exteriores danesa, Lene Espersen, ha realizado además en las últimas semanas una ofensiva diplomática en el seno de la UE, que incluyó una visita a Berlín, para insistir en la idea defendida por el Gobierno: que se trata sólo de controles aduaneros para frenar la criminalidad y que respetarán Schengen. Pese a las declaraciones de varios ministros y del propio primer ministro resaltando que se trata de un asunto interno, el Gobierno ha acabado por prometer que informará a la CE de todos los pasos relacionados con el control fronterizo y que aceptará sus recomendaciones. La decisión de reinstaurar los controles fronterizos permanentes fue una concesión del Gobierno al Partido Popular Danés, que aceptó así apoyar las reformas de las pensiones y las prejubilaciones. Las autoridades danesas pretenden invertir un total de 270 millones de coronas danesas (unos 36 millones de euros) en personal y equipamiento tecnológico hasta 2013. Según el plan inicial, las primeras medidas, que incluyen enviar a 98 agentes de aduanas más y crear cuatro nuevos controles fronterizos, entraran en vigor a principios de junio, aunque el proceso se ha ido retrasando por las dudas planteadas por la UE y el cambio de postura de la oposición danesa. El polémico plan del Gobierno danés puede quedar también en nada si como apuntan las encuestas desde hace meses la oposición de izquierda gana las próximas elecciones generales, que se deberán celebrar a más tardar en noviembre de este año.