Las alegrías del Elíseo a la hora de encargar sondeos serán examinadas con lupa por el Parlamento francés. Pese al rechazo expresado por miembros del Gobierno, el presidente de la Asamblea Nacional, el también conservador Bernard Accoyer, dio ayer luz verde a la creación de la comisión de investigación solicitada por la oposición para analizar los 3,28 millones gastados en encuestas en el 2008.

El Parlamento investigará así, por primera vez, las cuentas de la presidencia, que justamente han podido conocerse gracias a la política de transparencia impulsada por Nicolas Sarkozy. La decisión del presidente de acabar con la opacidad de los gastos del Elíseo en los anteriores mandatos se ha girado en su contra.

La astronómica cifra destinada a estudios de opinión ha sido objeto de duras críticas por parte de la oposición. La petición de la izquierda --que juzga dudoso el interés de algunos sondeos y denuncia una facturación poco clara-- había sido rechazada por la ministra de Justicia, Michèle Alliot-Marie, consultada sobre la viabilidad constitucional de la comisión. Pero aunque Alliot- Marie consideró que la petición "no entra dentro del marco definido por la Constitución", el presidente de la Asamblea Nacional justifica su decisión de dar vía libre en base a la "ausencia de un proceso judicial".

Los socialistas, por su parte, reivindican su derecho a controlar al jefe del Estado. "Vamos a hacer nuestro trabajo. El presidente debe hacer buen uso de los fondos públicos, no está por encima de la ley", advirtió el diputado del Partido Socialista Arnaud Montebourg.

El descubrimiento, la semana pasada, de las sumas astronómicas dedicadas a sondeos en plena crisis económica se ha sumado a la larga lista de motivos de descontento de los ciudadanos con su presidente. Sarkozy acaba de alcanzar el ecuador de su mandato con su popularidad por los suelos. El 60% de los franceses desaprueba su gestión.