El 85% de los magistrados italianos participaron ayer en la tercera huelga convocada en dos años para protestar contra la reforma del sistema judicial que quiere aprobar en el Parlamento la mayoría conservadora liderada por el primer ministro, Silvio Berlusconi.

La mayoría de jueces del Supremo y casi todos los fiscales jefe de Italia se sumaron al paro. Sólo se atendieron los procesos cuyo aplazamiento habría comportado la prescripción del delito. La huelga coincidió con otra de abogados penalistas, con un seguimiento casi total, en la que los letrados pidieron al Gobierno todo lo contrario que los magistrados. El exfiscal de Manos Limpias, Antonio di Pietro anunció que si la reforma prospera recogeran firmas para abrogarla.