El último grupo de la Brigada Plus Ultra II que quedaba aún en Bótoa, Badajoz, partió a las 15.30 horas de ayer de la base aérea de Talavera con 176 militares a bordo de un Boeing 767 de Air Europa con destino a Kuwait, en cuya capital estaba previsto que aterrizara cinco horas más tarde, para después de pasar la noche allí, continuar viaje en autobús hasta Diwaniya, donde se encuentra la sede de la brigada.

Cientos de familiares se reunieron junto a la pista para despedir a los soldados, entre los que iban 25 mujeres, que aguardaron durante varias horas hasta el momento en que despegó el avión, y donde se vivieron escenas muy semajantes a las de días anteriores, con una gran emoción y algunos llantos incontenidos e incontenibles.

COORDINACION El contingente salió con el capitán Toro al mando, quien señaló que la partida se hace de forma escalonada para permetir la coordinación entre las tropas que llegan y las que se van, "lo que permite que todos los vuelos se hagan de una forma óptima en cuanto a capacidad, comidad y equipaje".

De los 176 militares que viajaron a Irak, 6 eran del equipo de vuelo (del Ejército del Aire), 152 eran miembros de la Brigada Extremadura XI y 92 de ellos, extremeños (74 de Badajoz y 18 de Cáceres). Ellos, junto con los 1.100 que están en Irak, permanecerán en aquel país durante cuatro meses. Está previsto su regreso para mediados de abril.

Los militares consultados coincidían en que la detención de Sadam no les afectará en su misión, ni creen que vaya a modificar la situación del país, "no parece que mandara mucho en su situción", aseguraban. El capitán Toro manifestó que, por las noticias que tienen de los compañeros que ya están en el país irakí, "la zona está muy tranquila y estable, dentro de la estabilidad que se puede esperar en una situación que tampoco hay que ocultar que es difícil, pero la misión no se resentirá".

La base de Bótoa queda al mando del coronel Juan Nárdiz --jefe del Regimiento Saboya--, como jefe accidental, que acudió a despedir a los soldados y dijo que se quedan en Talvera con 1.200, prácticamente la mitad del número habitual.