El Parlamento de Kirguizistán convocó ayer las elecciones presidenciales para el 26 de junio, mientras miles de partidarios del presidente de esta exrepública soviética en Asia Central, Askar Akayev, derrocado el jueves por la oposición, se dirigían a la capital, Bishkek, para protestar contra el nuevo Gobierno.

Kurmanbek Bakiyev, el líder de la oposición kirguiza, nombrado el viernes por el Parlamento presidente y primer ministro interino, declaró que se presentará a los comicios. La oposición ignoró así la negativa a dimitir de Akayev, quien ha calificado la revolución de los tulipanes de "golpe inconstitucional" tras huir del país. En Chym Korgon, a 90 kilómetros de Bishkek, unos 3.000 partidarios del presidente en el exilio iniciaron una marcha hacia la capital en protesta contra la forma en la que la oposición tomó el poder.

"PAIS DIVIDIDO" "Puede que lleguen mañana (domingo), pero lo importante es que irán allí. El país está virtualmente dividido y todo está a punto de una guerra civil", dijo Keneshbek Dushebayev, que fue nombrado ministro del Interior por Akayev poco después de ser expulsado del poder. Dushebayev, que dirige la marcha, afirmó que espera congregar a unas 10.000 personas.

En un signo de inestabilidad, Bakiyev cambió la sede donde iba a celebrar una rueda de prensa porque las autoridades dijeron que temían un posible atentado. Pero Felix Kulov, nuevo responsable de la seguridad, recién liberado de prisión por la oposición, afirmó que el país estaba ahora en calma, después de los disturbios y saqueos que siguieron a la revuelta del jueves.

Una división motorizada del Ejército kirguizo se dirigió ayer a Bishkek para proteger los principales edificios gubernamentales de ser saqueados por parte de grupos de incontrolados. La división Koitash , acuartelada en las afueras de la capital, se unió a las fuerzas de Interior, las unidades especiales y los grupos de defensa ciudadana.

"ME FALTA GENTE" Pese a la mejora de la situación en Bishkek, Bakiyev reconoció ayer que no tenía a "nadie con quien trabajar" como presidente tras la huida en masa de los funcionarios de la presidencia anterior. "Me falta gente. No tengo aparato, ni despacho", lamentó. Bakiyev declaró que Kirguizistán, donde la mayoría de la gente vive con menos de un euro al día, necesitaba desesperadamente ayuda de la comunidad internacional.

"Necesitamos ayuda del exterior. Pronto no tendremos nada con lo que alimentar a la gente", dijo. En un gesto crucial para la oposición, el presidente ruso, Vladimir Putin, se comprometió ayer a suministrar ayudas humanitarias para estabilizar la situación en Kirguizistán. "En respuesta a la petición de Bakiyev, el presidente ruso dijo que estaba dispuesto a considerar proyectos concretos para conseguir la estabilización" en Kirguizistán, informó el servicio de prensa del Kremlin.

"Estamos muy agradecidos al líder ruso", dijo Bakiyev al Parlamento después de su conversación con Putin. Las nuevas autoridades kirguizas esperan que Rusia les ayude con suministro de energía.

Rusia concedió ayer refugio a Akayev y a su familia. El Kremlin confirmó que los Akayev llegaron a Moscú el viernes desde Kazajistán. Bakiyev, quien ha criticado al presidente huido por abandonar Kirguizistán en momentos tan difíciles, declaró que trataría de garantizar su seguridad si vuelve.