El 32,7% de los votos conseguido el domingo por los indignados del Movimiento 5 Estrellas (M5S) -que le ha convertido en la primera fuerza política de Italia- está teniendo un efecto bomba en el mapa político italiano. “El siglo XX ha terminado definitivamente”, ha escrito Mario Calabresi, director del diario 'La Repubblica' que describe una Italia coloreada casi todo el norte de azul, por la xenófoba Liga, y prácticamente todo el sur de naranja, color del M5S.

La primera víctima política es el exprimer ministro Matteo Renzi, líder de los progresistas del Partido Demócrata (PD), que tras haber anunciado su dimisión aplazada no ha recibido con buen grado la propuesta de una parte de su partido de negociar con los indignados del M5S y ha optado por irse a esquiar. Durante la campaña electoral, Renzi ya advirtió que nunca iba a negociar con "los extremistas”. Pero no todos piensan lo mismo, empezando por el actual primer ministro, Paolo Gentiloni, y varios ministros del PD.

La segunda víctima es Silvio Berlusconi, que ha perdido el liderazgo de los conservadores, ahora en manos de la antieuropea Liga (antes Liga del Norte). Dos días después de los resultados electorales -en la mañana del martes eran parciales, aún no definitivos- los llamados poderes fácticos ya han empezado a asumir la victoria de los indignados. El triunfo de los partido populistas ha hecho que la bolsa bajara tan solo un 0,4% y el diferencial con los bonos alemanes no superó los 170, descendiendo al actual y habitual 150.

Acto de responsabilidad

Vincenzo Boccia, presidente de la Patronal, ha declarado que el M5E “es un partido democrático, no infunde miedo y nuestro deseo es que los partidos hagan un acto de gran responsabilidad por el interés del país”. A “Matteo Salvini (Liga) y Luigi Di Maio (M5S) no les conozco, pero no me asustan”, ha añadido Sergio Marchione, consejero delegado de Fiat Chrysler Automobiles (FCA). Por otro lado, la iglesia católica italiana está “empujando” a sus políticos para que ofrezcan algún crédito político a los indignados.

Tal como sucedió en Francia y en otros países, la izquierda ha desaparecido de Italia, víctima, según escriben unánimemente todos los comentaristas y analistas, por no haber sabido administrar los efectos de la globalización, con las desigualdades sociales en primer lugar. La victoria de la Liga en todo el norte es interpretada como un grito de esperanza de las pymes (hay pueblos con una empresa por cada tres habitantes) sobre la rebaja de impuestos y la expulsión de los 'sinpapeles'. En el sur, con más paro y más abandono, los indignados han cuajado prometiendo una “renta de ciudadanía” (sueldo universal), que los economistas consideran imposible de pagar.

Los resultados han hecho sonar las alarmas en Bruselas que necesita la creación de un gobierno que asegure no sólo estabilidad sino también más Europa. Al M5S le faltan 100 diputados para gobernar en mayoría. Los puede conseguir, como apoyo externo o indirecto, tanto de la derecha de Salvini como de la izquierda (todavía) de Renzi. De momento, el primero ha dicho que no y Renzi también se opone.

Dos posibilidades

“Renzi que se vaya y deprisa”, ha dicho Michele Emiliano, presidente de la región Apulia y peso pesado del PD. “Renzi corre el riesgo de propiciar una catástrofe democrática en Italia y explosionar el PD para impedir que el partido apoye al M5S”, ha añadido. Emiliano explica que, si no es así, “el M5S se soldará con las derechas”. Numerosos dirigentes progresistas, elegidos en diferente partes de la península, también se han sumado a la idea de negociar con los indignados. El obstáculo es Renzi. “Yo secretario, ¿por qué no?”, ya ha declarado Sergio Camparino, presidente de Piamonte (Turín). Que “los vencedores hagan una propuesta y evaluaremos”, ha añadido.

“Estamos abiertos a todos”, ha dicho el líder del M5E, Di Maio: los resultados ilustran sólo dos posibilidades, o le apoya el PD o el centroderecha. Sus colaboradores han añadido, debe ser un PD sin Renzi y un centroderecha sin Berlusconi, que ya están de hecho marginados.