El Partido Socialista de Portugal (PS) ganó las elecciones legislativas de ayer con un 37,22 por ciento de los votos con un 88,28 por ciento del escrutinio ya realizado, según informó el Ministerio de Administración Interna portugués. La victoria fue holgada de lo esperado y lejos de la mayoría absoluta. La segunda fuerza es el Partido Social Demócrata (PSD), que se sitúa en el 29,94 por ciento de votos, mientras que el Bloque de Izquierda logra un 8,82 por ciento de votos.

Por detrás están la Coalición Democrática Unitaria (5,61 por ciento), el Centro Democrático y Social-Partido Popular (4,5 por ciento) y el ecologista Personas-Animales-Naturaleza (PAN, 2,64 por ciento). En cuanto a la participación, se sitúa en el 53,04 por ciento.

Tras conocerse los sondeos a pie de urna, un dirigente socialista, Pedro Nuno Santos, posible sucesor de Costa, destacó «la gran victoria del PS y de la izquierda», en lo que sería el primer guiño de los socialistas al necesario apoyo de la izquierda para investidura.

«Los últimos cuatro años han sido óptimos y los próximos van a ser aún mejores», aseguró Santos, ministro de Infraestructuras, ante el Hotel Altis de Lisboa, sede de seguimiento de los resultados electorales del PS.

Santos, responsable durante mucho tiempo de las negociaciones con los partidos minoritarios de la izquierda, defendió así la opción de un gobierno del PS con apoyos de estas formaciones y relativizó los excesos de campaña. «Las campañas son campañas y todos somos adultos», explicó.

Santos pidió en cualquier caso esperar a que «se confirmen» las proyecciones, aunque «no hay motivos para esconder la satisfacción: «el PS ha ganado, ha ganado bien. La izquierda ha conseguido una victoria clara», remachó. Al ser interrogado por si barajan otras posibilidades de gobierno sin el apoyo de izquierda, Santos fue diametralmente claro: «Por mí no».

Desde la CDU ecocomunista reconocieron una caída con respecto a los resultados de hace cuatro años y el dirigente del Partido Comunista de Portugal Jorge Pires ha destacado que con la nueva representación «podemos seguir en esa lucha» por los trabajadores y «por el pueblo».

También reaccionó el partido ecologista PAN a través de Inês Sousa Real, quien quiso «felicitar a las nuevas fuerzas políticas» y «felicitar al PS por su victoria». A la pregunta sobre una posible coalición, Real subrayó que el PAN está dispuesto a dialogar como en la última legislatura «para contribuir al proceso democrático».

Mientras, el vicepresidente del PSD, David Justino, reconoció la derrota sin paliativos: «Si perdemos, perdemos», y felicitó al PS por su victoria, aunque alertó sobre el «triunfalismo» socialista porque las proyecciones de escaños dan una horquilla muy grande.

También reconocieron la derrota en el CDS-PP, en el que la líder del partido, Assunção Cristas, anunció la convocatoria de un congreso extraordinario en la que no se presentará a liderar el proyecto. «He dado lo mejor. He decidido no volver a presentarme», explicó Cristas en comparecencia desde la sede nacional del partido conservador en Lisboa.

El holgado triunfo socialista es insuficiente para gobernar en solitario, lo que obligará al PS a buscar apoyos parlamentarios. El proceso puede estar concluido en menos de un mes, dependiendo de la agenda de Rebelo de Sousa y de la facilidad con la que los socialistas cierren pactos para garantizar la gobernabilidad.

LOS PRÓXIMOS PASOS / El primero en actuar ahora será Rebelo de Sousa, que debe convocar a los líderes de los partidos para compartir impresiones sobre eventuales alianzas y tomar una decisión sobre a quién encargar un Gobierno, según establece la Constitución portuguesa. La Carta Magna, sin embargo, no impone plazos para esta tarea, que suele ser una mera formalidad, puesto que la costumbre es que el jefe de Estado encargue Ejecutivo al vencedor. Una vez escuchados los líderes políticos, el presidente nombrará formalmente a un primer ministro, a partir de lo cual empezará a correr el reloj.

En paralelo, los 230 diputados del Parlamento tomarán posesión con la primera reunión la Asamblea de la República, en la que también se procederá al nombramiento del presidente de la Cámara. No hay plazos definidos para este procedimiento, pero se espera que ocurra a finales de octubre.

Tras el nombramiento, el primer ministro tiene un plazo máximo de diez días para conformar su gabinete y presentar ante la recién conformada Asamblea de la República su programa de Gobierno, que recoge las líneas maestras de actuación para la próxima legislatura.

La claridad en los eventuales pactos para formar Gobierno será fundamental para acotar un posible plazo en el que el nuevo gabinete eche a andar. Un entendimiento sencillo con la izquierda con la que ya se alió hace cuatro años, el marxista Bloco de Esquerda y la CDU, formada por el Partido Comunista Portugués y Los Verdes, permitiría a Costa empezar a trabajar con su nuevo gabinete en menos de un mes, en el más optimista de los escenarios.

Sin embargo, si los recelos persisten y las negociaciones se atascan, el calendario puede alargarse. Es lo que ocurrió hace cuatro años, cuando la formación de Gobierno se demoró dos meses, el doble de lo normal.