Irak dio ayer el primer paso para superar la larga crisis política que vive el país. Tras cuatro meses de arduas negociaciones, las diferentes fuerzas políticas iraquís --formadas por shiís, kurdos y sunís-- se pusieron finalmente de acuerdo para designar al hombre que deberá formar y dirigir el nuevo Gobierno, el primero no provisional de la era post-Sadam: Jawad al Maliki, de 56 años, uno de los hombres de confianza del primer ministro saliente, Ibrahim Yafari. El Parlamento iraquí, que se reunió por segunda vez desde las elecciones del pasado diciembre, volvió a confiar la jefatura del Estado al kurdo Jalal Talabani.

La designación de Maliki fue posible gracias al apoyo de sunís y kurdos, que rechazaban a Yafari, que optaba a renovar su cargo. Aunque Maliki está considerado de la línea dura del partido Dawa, uno de los pilares de la Alianza Iraquí Unida (AIU), la coalición shií que ganó las legislativas, dio muestras de cierta moderación durante la negociación de la Constitución.

Ante el espíritu federalista de la Carta Magna, Maliki apostó por la unidad de Irak y la distribución equitativa de los recursos energéticos del país. Esta podría ser una de las razones por las que los sunís, que se oponen al texto constitucional, le han acabado dando su apoyo.

Maliki dispone ahora de 30 días para formar el futuro Gabinete, que deberá de ser ratificado por el Parlamento.

GABINETE DE CONCENTRACION A través de su embajador de Irak, el Gobierno de Washington ha pedido al nuevo hombre fuerte de Irak que forme un Gobierno de unidad nacional, con ministros eficientes e independientes. Sin duda, sería el mejor escenario posible para que la Administración del presidente George Bush pudiera iniciar la retirada de sus tropas del país.

EEUU también desea el desarme inmediato de las milicias shiís, que han contribuido a la violencia sectaria que vive el país desde hace más de dos meses, y que se limpie de extremistas el aparato de seguridad de Estado, en manos de los shiís.

TERRORISMO Y CORRUPCION Maliki dijo ayer que su Gobierno "no estará basado en antecendentes sectarios o étnicos", sino en la "eficiencia y la honestidad". El Gabinete, según dijo, "deberá hacer frente al terrorismo y a la corrupción". Sin embargo, no habló de desarmar a las milicias, sino de integrarlas en las fuerzas de seguridad del país, lo contrario de lo que pide Washington.

La sesión del Parlamento sirvió también para designar al presidente de la Cámara, cargo que fue para Mahmud Mashadani, un médico suní que pasó varios años en las cárceles de Sadam. El jeque shií Jaled Attiya y el kurdo Aref Jifar ocuparán las dos vicepresidencias de la Cámara.