Italia se encamina, definitivamente, hacia unas elecciones anticipadas. El presidente de la República, Giorgio Napolitano, convocó ayer en el palacio del Quirinal al del Senado, Franco Marini, y al del Congreso, Fausto Bertinotti, tal como prevé la ley como paso previo a la disolución de las cámaras --que se espera para hoy-- y la inmediata convocatoria de los comicios.

Pese a que Napolitano no concretó la fecha, las elecciones deberán celebrarse en un plazo de 70 días, es decir como muy tarde a mediados de abril. Todos los partidos calientan ya motores para entrar de lleno en la precampaña electoral.

UNION DE LA DERECHA El partido Forza Italia, de Silvio Berlusconi; la ultraconservadora Alianza Nacional, los separatistas de la Liga Norte y los democristianos de la UDC se mostraban ayer dispuestos a aglutinarse en una única fuerza política de derecha. También la Udeur de Clemente Mastella, el exministro del Gobierno de Romano Prodi cuya deserción desencadenó la crisis, estudia aliarse con Berlusconi.

En cambio, la principal fuerza del centroizquierda, el Partido Democrático (PD), anunció que irá solo, sin aliarse con ninguno de los integrantes de la inestable coalición que ha sustentado durante 20 meses el Gobierno de Romano Prodi. El secretario del PD, Walter Veltroni, prepara su dimisión como alcalde de Roma, cargo al que tiene que renunciar para presentarse como nuevo candidato del centroizquierda. Acudir a las urnas es ya la única salida que le queda a la crisis italiana, después de la caída del Gobierno de Prodi, el pasado 24 de enero, al perder la confianza del Senado y del fracaso en el intento de formar un Gobierno técnico provisional que sacara adelante la reforma de la ley electoral.

El centroizquierda apostaba por una nueva ley electoral que evitara que los partidos minúsculos tuvieran tanto peso en las coaliciones, pero la derecha no está por la labor.