Para empezar a enterrar a todos los muertos de Beslán ha habido que roturar todo un campo, al lado del cementerio. Desde hace dos días, un ejército de excavadores cava las fosas, en las que a mediodía los habitantes de Beslán acuden a enterrar a sus hijos, padres y abuelos, muertos en la toma de rehenes.

Más de 150 víctimas fueron enterradas ayer, trasladadas hasta el cementerio en camionetas de reparto, también en camiones, a falta de coches fúnebres suficientes. Pero éste no es más que el principio de los funerales: menos de la mitad de los muertos de Beslán han sido enterrados hasta ahora y un centenar de cuerpos en las morgues no habían sido identificados todavía ayer.

Hay tanta gente en este campo de lodo, transformado en cementerio improvisado, que a menudo los cortejos fúnebres se confunden, o se mezclan entre ellos. A los padres sólo les falta caerse en las fosas. Los zapatos de las mujeres se hunden en el barro. Aturdidas por los tranquilizantes, madres y hermanas apenas avanzan sostenidas por sus parientes.

Féretros cerrados

"Mirad, muchos féretros llegan ya cerrados al cementerio", suspira Nella, madre de dos hijas que por suerte llegaron tarde a la escuela el día de la toma de rehenes. "Nuestra tradición dice que los muertos deben ser llevados en el féretro abierto hasta la fosa, pero algunos cuerpos están tan desfigurados que los padres no han querido exponerlos".

En el otro extremo del campo, el presidente de la República de Osetia del Norte, Alexandre Dzassokhov, que no ha osado mostrarse demasiado en público desde el pasado viernes, ha reaparecido, al lado de una representación de dirigentes rusos. El presidente ruso, Vladimir Putin, no ha venido y ha despachado en su lugar al jefe de su administración.

Otra costumbre es que todos los allegados al difunto se reúnan en su casa y en toda la ciudad se ven grupos de hombre y mujeres de luto, reunidos para "compartir la desgracia".

"Ahora, es tiempo de duelo, debemos enterrar a nuestros muertos", explica uno de estos hombres que van de funeral en funeral. "Pero, luego nos tendrán que dar explicaciones. Pediremos cuentas a nuestro Gobierno. Nos ocuparemos de ellos", asegura.

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