Pese a los lavados de imagen que intenta su hija y directora de estrategia de su campaña, Jean-Marie Le Pen sigue igual. Su programa electoral, que presentó ayer en Lille, mantiene la preferencia nacional como eje y la obsesión contra la inmigración, fenómeno que está en el origen, dijo, de la "pobreza generalizada" y que apeló una vez más a detener.

Le Pen se lamentó de que se "haya abolido" la preferencia nacional --los franceses pasan por delante-- a la hora de encontrar trabajo, en la escuela, en los hospitales... y pidió su instauración en todos los terrenos. De la concesión de ayudas sociales y familiares quedarían excluidos los extranjeros que, además, cotizarían más a la Seguridad Social y en el seguro de paro. El programa detalla también que se suprimiría para los foráneos el salario mínimo de inserción y se eliminaría la doble nacionalidad, el reagrupamiento familiar y la adquisición automática de la nacionalidad. Los sin papeles serían devueltos a sus países.

El líder ultra situó la inmigración en el origen del tenebroso panorama que dibujó de Francia, pero no responsabilizó a los inmigrantes, sino a "los politiqueros franceses" que han gobernado el país durante 30 años, tanto en alternancia como en cohabitación. "Todos responsables, todos culpables", gritó en dos ocasiones ante el entusiasmo de la concurrencia, que coreaba "Le Pen, presidente". No hizo distinciones entre Nicolas Sarkozy --candidato de la derecha y ministro del Interior, cargo que dejará el 23 de marzo--, Ségol¨ne Royal --a quien llamó "la alteza real de Charentes", región que preside-- o Fran§ois Bayrou, calificado de "Tartufo en el papel de D´Artagnan". "La derecha y la izquierda están falsamente enfrentadas, pero son cómplices", clamó en su papel de candidato antisistema.

`No´ a la EuroconstituciónPara atraerse a los franceses "pequeños, humildes y trabajadores" cargó contra la mundialización y alertó del "capitalismo financiero planetario" que se avecina. Afirmó que el próximo presidente de la República "debe ser de la mayoría del no" a la Constitución europea y anunció que, si es elegido, negociará con la UE el restablecimiento del control fronterizo de personas y de mercancías. De momento, los sondeos le sitúan en cuarto lugar --ayer, uno le daba un 11,5%--, por detrás de Bayrou. Sin embargo, Le Pen no ha logrado todavía las 500 firmas de cargos electos necesarias para presentarse a las elecciones. Dice contar entre 460 y 500 promesas, pero ayer denunció "una maniobra particularmente indecente de intimidación de los alcaldes", en referencia al populista Philippe de Villiers. "Espera ... poder quitarme el sitio", dijo.