Trump no ha logrado convencer al aparato de su partido, pero al menos ha conseguido disipar los rumores de tener problemas dentro de su propio 'ticket'. Mike Pence, su candidato a vicepresidente, colgó el domingo en Twitter un mensaje en el que felicitaba aDonald Trump por su actuación en el debate y se mostraba “orgulloso” de ser su candidato a vicepresidente.

No era un gesto baladí. El gobernador de Indiana, devoto cristiano y profundamente conservador, es uno de quienes había condenado las declaraciones de Trump recogidas en el escandaloso vídeo y había puesto una buena actuación en el debate como una especie de ultimátum tácito. Obviamente, Pence considera que Trump ha superado la prueba. “Ha mostrado humildad y fuerza y ha expresado contrición genuina por las palabras que usó en el vídeo”, ha dicho este lunes el aspirante a vicepresidente, uno de los pocos que han visto en la actuación de Trump la expresión de un perdón sincero. “Mi esperanza es que la gente del país, incluyendo cargos electos, crean en la redención, como yo”.

Pence, al que algunos conservadores han pedido que abandone el 'ticket' para forzar a Trump a tirar la toalla, y a quien muchos han mirado como esperanza de una improbable y quizá ya imposible candidatura alternativa a la de Trump, ha pasado este lunes dando entrevistas y negando que haya considerado nunca dejar la carrera, algo que ha definido como rumores “absolutamente falsos”.

SITIO DE ALEPO

Ha restado también importancia a otro momento inédito que dejó el debate. Cuando a Trump se le preguntó cómo respondería a la crisis humanitaria en Alepo, se le recordó que Pence, en su debate de vicepresidentes con Tim Kaine, había hablado de la necesidad de mostrar determinación ante las “provocaciones” de Rusia en Siria y había llegado a sugerir incluso que “EEUU debe estar preparado para usar la fuerza para atacar objetivos militares del régimen de [Bashar el] Asad”.

Trump, que insiste en su visión de que "Rusia no es parte del problema" de Siria, dijo que no había hablado con su número dos y añadió: “Estamos en desacuerdo”. Según Pence, no hay desencuentro, y culpa de la aparente discrepancia a cómo Martha Raddatz, una de las moderadoras del debate, planteó la pregunta.