Vietnam tuvo su My Lai; Irak tiene su Haditha. La matanza de 24 civiles iraquís, incluyendo mujeres y niños, el pasado 19 de noviembre en la ciudad iraquí de Haditha, ejecutada por un grupo de marines que además trató de encubrirla, fue injustificada y "metódica", y podría ser el caso más grave de presuntos crímenes de guerra cometidos por las fuerzas estadounidenses en el país árabe. Esta ha sido la conclusión de una investigación militar sobre el suceso que saltó a la luz el jueves, poco antes de que el presidente de EEUU, George Bush, y su fiel aliado británico, el primer ministro Tony Blair, reconocieran los errores cometidos en Irak.

Los marines "asesinaron a civiles inocentes a sangre fría", declaró, consternado, el representante demócrata John Murtha, tras ser informado de las conclusiones de la investigación. "Esto no fue un accidente, fueron disparos directos de los marines contra civiles, no fue la respuesta a un ataque", añadió el republicano John Kline. Igual que ocurrió en 1968, cuando 504 personas fueron salvajemente asesinadas por militares estadounidenses en la aldea de My Lai de Vietnam. Aquella vez, el caso tardó un año en saltar a la prensa y casi todos los verdugos quedaron impunes.

Las primeras imágenes de los civiles asesinados en Haditha, un bastión de los insurgentes en la provincia suní de Anbar, fueron ofrecidas en marzo por el semanario Time . Para entonces, el Pentágono estaba realizando ya una investigación, dirigida por el comandante Eldon Bargewell, que describió la matanza perpetrada por un grupo de militares del tercer batallón de la primera división de marines, con sede en California, después de que una bomba acabase con la vida de su compañero Miguel Terrazas.

EJECUTADOS EN UN CONTROL Los militares hicieron entonces una "barrida" de la zona en busca de insurgentes, que duró entre tres y cinco horas. Durante ese tiempo entraron en dos casas vecinas donde abrieron fuego indiscriminadamente sobre mujeres y niños y ejecutaron a cinco hombres que viajaban en un taxi, del que fueron obligados a salir en un punto de control.

No obstante, los marines presentaron una versión muy distinta. El 20 de noviembre, el primer informe del suceso indicó que "un marine y 15 civiles iraquís resultaron muertos como resultado de la explosión de una bomba". El documento añadió que "inmediatamente después de la explosión, el convoy militar fue atacado por pistoleros con armas cortas".

Los investigadores militares concluyeron, sin embargo, que ninguno de los civiles había fallecido como resultado de la explosión. "Los disparos contra los marines nunca fueron gravemente amenazadores", añadió, además, una fuente del Pentágono. Al parecer, las pruebas forenses contradicen también la afirmación de los estadounidenses de que fueron disparados cuando se disponían a entrar en las casas donde murieron los civiles, afirmó ayer The New York Times .

MANDOS RELEVADOS Aunque la encuesta paralela que está haciendo el Servicio Naval de Investigación Criminal se centra en el sargento que dirigía el escuadrón y se cree que la mayoría de las balas que mataron a los civiles "fueron disparadas por un par de rifles", una docena de marines están siendo investigados. Este organismo presentará en breve acusaciones de asesinato, homicidio, abandono del deber y presentación de informes falsos contra los implicados.

De momento, el comandante del batallón y los dos mandos de la compañía han sido ya relevados, mientras el Congreso y el Pentágono tiemblan ante el impacto que puede tener en la opinión pública esta atrocidad.