La anunciada respuesta militar de EEUU en Siria se está tomando su tiempo. A la búsqueda de aliados para participar en la operación, hay que sumarle las dificultades que está teniendo la inteligencia estadounidense para esclarecer lo que realmente sucedió en Duma, donde al menos 40 personas murieron asfixiadas por gases tóxicos y unas 500 tuvieron que ser atendidas en los hospitales, según la Organización Mundial de la Salud y otros observadores independientes. El secretario de Defensa, James Mattis, reconoció que su país carece todavía de pruebas fehacientes para determinar la responsabilidad del ataque, una afirmación que contrasta con lo expresado por la Casa Blanca y por el presidente francés, Emmanuel Macron, dispuesto a acompañar a EEUU en la operación.

«Ha habido varios ataques como este, pero en algunos casos no tenemos tropas, no estamos sobre el terreno, así que no puedo decir que tengamos pruebas. Lo que sí tenemos son muchos indicadores de la prensa y las redes sociales de que se utilizó sarín o cloro», dijo Mattis durante una comparecencia en el Congreso. Sus palabras ponen en evidencia la descoordinación que impera en la Administración, convertida en una jaula de grillos donde los ministros se dedican a contradecir al presidente. Trump no consulta casi nada. Habla y tuitea como las balas de un fusil automático. Hasta que los adultos en la Administración acaban por enmendarle la plana.

De su ataque con misiles de la víspera se ha pasado a una decisión que todavía no se ha adoptado. Es lo que dijo Mattis, quien advirtió que el Pentágono teme que el ataque pueda desencadenar una «escalada fuera de control», consciente de la nutrida presencia rusa e iraní sobre el territorio sirio. Trump había hecho lo contrario la víspera al desafiar frontalmente la amenaza rusa de derribar los misiles estadounidenses. Ayer cambió de música para defenderse de las voces que le acusan de crear falsas expectativas y telegrafiar sus intenciones en Siria, algo que prometió que nunca haría. «Nunca dije cuando iba a llevarse a cabo el ataque. ¡Puede ser muy pronto o para nada tan pronto!», escribió en Twitter.

La ausencia de pruebas reconocida por el Pentágono pone también en entredicho las afirmaciones del Eliseo. «Tenemos la prueba de que hace casi diez días se usaron armas químicas, al menos cloro, por parte del régimen de Bashar al Asad», dijo Macron a la cadena TF1. El mandatario francés aseguró que tomará una decisión sobre la respuesta militar «en el momento oportuno».