Una ciudad militarizada. Eso era lo que parecía anoche Irbil, tan sólo unas horas después de que dos atentados en las sedes locales en los dos principales partidos kurdos causaran la muerte a 56 personas personas. Milicianos kurdos vigilaban las entradas y las principales calles de la localidad. Detenían a todo vehículo sospechoso, registrando concienzudamente a cualquier extraño y comprobaban su documentación.

La mayoría de los heridos habían sido trasladados al hospital Rizgari. A la entrada, milicianos armados comprobaban los documentos e impedían el paso a todos los informadores. "Periodistas no", decía uno de ellos en un rudimentario árabe. "Yo trabajo para el servicio en kurdo de La Voz de América y ni siquiera a mí me han dejado pasar", explicaba un periodista. "Antes han llegado un diario norteamericano y un periodista francés y tampoco han podido pasar", reitera.

Caos en el hospital

Alrededor de las nueve de la noche, unos pocos familiares de los heridos entraron en vehículos dentro del recinto hospitalario, fuera del alcance de periodistas. Una cadena de televisión kurda mostró imágenes de los lugares donde a media mañana se habían producido las explosiones, pero evitó, en sus informativos de la noche, mostrar el caos que existía en el principal centro hospitalario. La CNN sí mostró en cambio imágenes con heridos y cadáveres apiñados en los pasillos.

"No se puede pasar; mañana abriremos el edificio a la prensa", subrayó un guarda de uniforme ante la sede de la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK).

El recorrido por unas calles semivacías de Irbil finalizó en un puesto de control situado en pleno centro urbano. Tras comprobar un miliciano que el vehículo acababa de llegar desde Bagdad y estaba ocupado por un periodista y un chófer árabe, se puso al volante y condujo el vehículo a una comisaría. "¿Dónde está su traductor de kurdo?", repetía una y otra vez. En la comisaría, media hora de preguntas en un despacho donde ya había una cámara de TV y algunas cámaras fotográficas cuya procedencia nadie acertó explicar. El mensaje fue tajante: "Es mejor no circular por la ciudad por la noche", vino a decir el comisario, y añadió: "Mañana por la mañana enseñaremos los lugares de los dos atentados. Usted sólo tiene que esperar".