Los piratas somalís han jurado venganza por la muerte de cinco de los suyos en las operaciones de rescate de un capitán estadounidense y un velero francés. El jefe de los corsarios que retuvieron cinco días a Richard Phillips, el capitán del carguero mercante Maersk Alabama , amenazó ayer con matar a cualquier ciudadano de EEUU o de Francia que encuentren los barcos piratas en las costas somalís.

El domingo, tres de los secuestradores murieron en la operación militar de EEUU que liberó a Phillips, y el viernes, otros dos perecieron cuando el Ejército francés liberó al velero.

El Gobierno Federal Transitorio somalí calificó de "heroica" la operación de la Marina de EEUU. Y la presidencia de Puntlandia, región autónoma del norte de Somalia, refugio de los piratas, pidió ayer "acciones militares" de las fuerzas internacionales que vigilan la zona.

Pero la anárquica situación de Somalia hace que la amenaza no provenga solo de los piratas. Un congresista estadounidense, Donald Payne, escapó ayer por los pelos de un ataque de los insurgentes cuando abandonaba la capital somalí, Mogadiscio, tras entrevistarse con el presidente y el primer ministro somalí.