Suma y sigue. El desafío de los piratas que secuestran buques desde sus bases en las costas de Somalia se redobló en 24 horas con la captura de un barco griego, un pesquero de Tailandia y un carguero de Hong Kong en el golfo de Adén, donde patrulla la OTAN. La cifra de buques en manos de los piratas asciende ya a 18, con más de 300 marineros a bordo, incluido el Sirius Star , un superpetrolero que transportaba dos millones de barriles saudís cuando fue capturado el fin de semana frente a las costas de Kenia. El Centro de Información de Piratería pidió ayer a la flota de varios países, incluido Estados Unidos, que patrulla las aguas cercanas al golfo de Adén, mayor agresividad. "A los piratas nadie les para, los militares únicamente intentan proteger", dijo un portavoz.

El primer país en adoptar una actitud más combativa con los piratas somalís fue la India. Una fragata de esta nacionalidad se enfrentó en alta mar con una nave pirata, que resultó hundida. El incidente tuvo lugar a unas 285 millas náuticas al suroeste de Omán, en el golfo de Adén, cuando la patrullera de la marina india INS Tabar divisó un navío con dos lanchas a remolque "parecido a la nave descrita en boletines piratas como la nave nodriza", según el Ministerio de Defensa.

INCENDIO Y EXPLOSIONES. La fragata se acercó al supuesto barco pirata y ordenó que se detuviera para investigarlo. Tras varias advertencias, la respuesta amenazante del navío fue que volaría el barco de guerra si se aproximaba. Al comprobar que los piratas corrían por la cubierta con ametralladoras y lanzagranadas y disparaban contra la INS Tabar , la fragata abrió fuego a su vez y causó un incendio y dos explosiones en la nave, provocados "posiblemente" por la munición almacenada en la embarcación. Los piratas se dieron a la fuga en dos lanchas.

Los propietarios del Sirius Star ya están negociando con los captores. "A nosotros no nos gusta negociar con terroristas ni secuestradores, pero los propietarios del petrolero son los árbitros finales de lo que ocurra ahí", dijo el ministro de Exteriores saudí, el príncipe Saud al Faisal. La captura del buque supuso un salto cualitativo de los piratas, ya que se produjo frente a Kenia, lejos de su zona habitual.

DESAFIO. Los ataques constituyen todo un desafío para la comunidad internacional. "La situación se ha convertido en incontrolable", estimó Noel Choong, director del Centro de Observación de la Piratería de la Oficina Marítima Internacional. "Las Naciones Unidas y la comunidad internacional deben encontrar la forma de poner fin a esta amenaza", añadió. "En ausencia de una disuasión, con riesgos menores y la perspectiva de ganancias elevadas para los piratas, los ataques van a continuar", dijo Choong, dando a entender que era necesario adoptar una actitud más agresiva.

La situación es tan caótica que, pese a la nueva misión aeronaval que desplegará la UE a principios de diciembre en la zona, a la Alianza Atlántica no le ha quedado más remedio que empezar a "reflexionar" sobre si también debe jugar un papel a largo plazo en la lucha contra la piratería. "A nadie se le escapa que el 80% o 90% del comercio mundial se hace por mar, y con la emergencia del problema de la piratería en Somalia hay una conciencia creciente sobre el problema", admitió ayer el jefe del Estado Mayor de la Defensa, Gimpaolo di Paola.

De momento, la OTAN no se plantea prolongar la misión desplegada desde agosto en el Cuerno de Africa, que expira a mediados de diciembre. La operación de la Alianza Atlántica será sustituida por la que desplegará la UE. Japón también se plantea enviar buques de guerra.