El recientemente proclamado Estado de Kosovo recibió el miércoles el reconocimiento de tres países vecinos, Croacia, Hungría y Bulgaria, en lo que constituye un duro golpe para Serbia. Estos tres países se cuentan entre los que inicialmente acogieron con cautela e incluso recelo la independencia kosovar. Bulgaria ha mantenido tradicionalmente vínculos muy estrechos con Serbia y con Rusia, con quienes comparte la religión ortodoxa y el alfabeto cirílico.

Aparte de Albania, Eslovenia --que este trimestre preside la UE-- era hasta ahora el único país de la región que había reconocido formalmente la independencia de Kosovo.

DIMISION La primera consecuencia no se hizo esperar en Zagreb. El viceprimer ministro Slobodan Uzelac, representante de la minoría serbia en el Gobierno de Croacia, presentó su dimisión en protesta por la decisión, aunque el primer ministro, Ivo Sanader, no la aceptó. "Ha puesto su mandato a mi disposición y a la de su partido. Comprendo su gesto, pero no le voy a aceptar la dimisión", afirmó Sanader. "Esperaremos la decisión del SDSS principal partido serbio en Croacia", añadió.

La Embajada de Croacia en Belgrado permaneció el miércoles cerrada y protegida con persianas de acero, en previsión de cualquier ataque como represalia. Algunas familias búlgaras residentes en Serbia abandonaron el país temiendo por su seguridad. En Budapest, una fuente diplomática expresó el temor a que se produjeran ataques contra la minoría húngara (300.000 personas) que se concentra en la provincia serbia de Vojvodina. "Desgraciadamente, puede ocurrir, pero el Kosovo independiente es una realidad y no podemos eludir el reconocimiento", añadió el diplomático.

En Pristina, la misión de la ONU (Unmik) afirmó que en el tribunal de Mitrovica (en el norte de Kosovo), que había sido ocupado por los serbios, se encontraban funcionarios enviados por Belgrado. "Hay pruebas de que algunas personas dentro del edificio eran funcionarios del Ministerio del Interior de Serbia", dijo el portavoz de la Unmik, Aleksandar Ivanko. El desalojo del tribunal el pasado lunes desencadenó la ola de violencia que causó la muerte a un policía de la ONU y 150 heridos.

VUELVE LA POLICIA La policía de la ONU regresó el miércoles a la parte serbia de esa ciudad dividida, aunque con un fuerte dispositivo de protección de la fuerza de la OTAN. Milan Ivanovic, uno de los principales dirigentes serbios del norte de Kosovo, advirtió de que "cualquier intento de proceder a detenciones", a raíz de los enfrentamientos del lunes, "provocaría una reacción muy fuerte".