A orillas del río Tigris, en Bagdad, las obras de lo que será la nueva embajada de EEUU en Irak son alto secreto. La construcción está rodeada por altos muros, es imposible acceder a ella sin permisos y solo se puede ver algo desde el aire. Hasta el jueves, cuando la firma de arquitectos estadounidense que ha diseñado el complejo publicó 10 detallados planos del proyecto en su página web.

Tras obligar al bufete de arquitectos a retirar los planos, el Pentágono restó importancia a la información, ya que son "diseños conceptuales". Aún así, fuentes estadounidenses se negaron a decir si los planos son correctos. Está previsto que la embajada esté acabada a finales de septiembre y su presupuesto es de unos 440 millones de euros.

Una gran instalación y una gran inversión que indica que el interés de EEUU por Irak no es pasajero. En ese sentido se expresó el jueves en una visita a Hawai el secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, quien indicó que Washington busca una presencia a largo plazo en el país árabe, previo acuerdo con Bagdad.

Mientras, ayer, se hizo oficial que el presidente perderá el 4 de julio a Dan Bartlett, uno de sus principales asesores.