Varios médicos polemizaron ayer en la prensa israelí sobre el tratamiento administrado a Ariel Sharon entre el infarto cerebral que sufrió el 18 de diciembre y el derrame que le sobrevino el miércoles por la noche. Un director de hospital citado por el diario Haaretz incluso hablaba de "negligencia", ya que probablemente el derrame fue causado por los anticoagulantes que le administraron los médicos para combatir el coágulo que le originó el infarto cerebral.

Otro asunto de polémica es que Sharon, en vísperas de una operación, se encontraba en su rancho del Neguev y no ingresado en el hospital. En este sentido, la prensa se pregunta por qué Sharon viajó a Jerusalén en ambulancia y no en helicóptero. El viaje por carretera duró una hora. También se critica el hecho de que acudiera a Jerusalén y no al cercano hospital de Bersabé. Según fuentes cercanas a la familia, se trató de una decisión del primer ministro.

También es muy criticado que regresara al trabajo justo después de sufrir el infarto cerebral. En esa decisión influyó el hecho de que, en plena precampaña electoral, Sharon y su equipo no querían dar munición a sus adversarios para que usaran su estado de salud en su contra. Por eso, por ejemplo, Sharon mantuvo su rutina de acudir al rancho del Neguev incluso la noche antes de la operación y no quedarse en su residencia en Jerusalén. De haberlo hecho, habría ganado un tiempo precioso.